viernes, 11 de diciembre de 2009

Visión de Ibiza, años 70

Portmany y Mariano Planells, Ibiza, 1972

Joan Antoni Torres Planells no es primo mío, aunque estudiamos los primeros años de bachillerato en el Seminario Conciliar de Ibiza 'Santo Domingo Savio', en Dalt Vila.
No era propiamente un seminario, sino un colegio, el unico en donde alguien de pueblo como yo podía estudiar.
Agradecimiento eterno.
Juan Antonio ahora ha catalanizado su nombre, pero sigue siendo el mismo espíritu libre, amante y conocedor de la música, domina la flauta travesera y toca en la banda de música de Ibiza desde hace décadas.
Escribe unas visiones muy estimulantes, una especie de visión memorialística de la ciudad de Ibiza.
No tiene nada que ver con la Ibiza de hoy.
Y me dedica una parrafada, sincronizada en el año 1972, que es cuando me convertí en periodista en el Diario de Ibiza. Ahí comencé todo el follón.
El texto está en PDF y en catalán, Dominical Diario de Ibiza, página 63.
Pero lo importante es la foto: la hizo a instancias mías José Buil Mayral, más adelante Josep, un catalán divorciado que prefería vivir libre en Ibiza, al margen de las presiones de los negocios y de la familia. Muchas veces fue mi cámara, hasta que me compré una Mamiya en el Sahara en 1975.
Estoy muy orgulloso de estas fotos y de muchas otras. Yo llevaba a Buil conmigo y él me seguía entusiasmado a parties (la palabra rave entonces no se empleaba), a vernissages de galerías o para ilustrar alguna entrevista.
De aquella combinación nacieron muchos reportajes y un archivo excelente, porque muchas de las fotos son irrepetibles por muchos motivos.

Sentados en el Bar la Maravilla, Portmany me invitó a un café con leche del que llamaba la atención las cucharillas, agujereadas para evitar que los yonkies las usaran para calentar la droga. Siempre la droga en Ibiza.

Portmany ha sido uno de los grandes -y soy generoso si cuento a cinco- artistas de Ibiza. Yo, con la greña nada lustrosa, pero con mucha ilusión por escuchar, aprender y por escribir. Aquel mismo año trabajé con Valerio Lazarov -no cantemos victoria, yo era una especie de recadero- y me preparé para iniciar Filosofía y Letras en Palma de Mallorca.