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miércoles, 29 de enero de 2014

Juan Ramón Jiménez: «¡Ese Neruda! ¡Pero si no sabe escribir una carta!»

LIBROS


Coincidiendo con el centenario de «Platero y yo», se publica «Por obra del instante», una recopilación de todas las entrevistas realizadas al escritor


Juan Ramón Jiménez y su esposa, Zenobia Camprubí

Fiel a la verdad, comprometido, sin pelos en la lengua y con opinión para todos y de todo, desde la Guerra Civil a los premios Nobel, la RAE, Neruda, Guillen o la Generación del 27. Así era Juan Ramón Jiménez y así se refleja en «Por obra del instante», el libro que reúne las entrevistas que concedió.
Unas entrevistas hechas al poeta de Moguer entre 1901 y 1958 quereconstruyen la biografía de Juan Ramón Jiménez, igual o más que otro de los libros del premio Nobel más esperado y que saldrá este año: «Vida», su biografía, en opinión de la sobrina nieta del poeta,Carmen Hernández Pinzón, representante de los herederos e impulsora y guardiana de toda la obra del autor.
Este libro recoge todas sus entrevistas, «que Juan Ramón también lo consideraba como parte de toda su obra (...) porque le explica muy bien a él y a todas sus épocas. Y Juan Ramón quería que se publicara», dijo ayer Hernández, durante la presentación de este volumen, publicado por la Fundación José Manuel Lara, en colaboración con el centro de Estudios Andaluces.
«Por obra del instante. Entrevistas», ha sido editado por la experta junramoniana Soledad González Ródenas, quien ha impulsado este ambicioso proyecto en el que ha invertido diez años y que comenzó cuando empezó a bucear en el Archivo Zenobia Juan Ramón de la Universidad de Puerto Rico, donde estaban todos estos documentos en un carpeta que Juan

domingo, 3 de enero de 2010

Y hoy toca la Elegía a Ramón Sijé, de Miguel Hernández

Elegía a Ramón Sijé – Miguel Hernández


(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
a quien tanto quería)
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes. Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las ladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
(El rayo que no cesa)



Dicho esto, cuidado, no es oro todo lo que reluce. Todos somos humanos y a veces inhumanos. Ya lo dijimos en el caso de Rafael Albertí (algún día hablaremos de Cela). Nadie es perfecto.

Blog de Teresa Puerto: Miguel Hernández y los intelectuales de barro

Poemas contra el ultraje: Miguel Hernández