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martes, 17 de junio de 2014
jueves, 16 de enero de 2014
MEDIOS Lección inaugural de Gabriel Albiac en el XXV Máster ABC-UCM: «La escritura inmediata»
Gabriel Albiac:
La escritura inmediata.
(Lección inaugural del Master ABC, 2013)
Queridas Catalina y Soledad Luca de Tena,
Querido Director de ABC, Bieito Rubido,
Queridos Luis Énriquez y Alfonso Armada,
Alumnos y profesores de la 25 Promoción del
Máster de Periodismo ABC-UCM,
Amigos.
Me han hecho ustedes el honor de concederme hoy la palabra en un espacio, la biblioteca de ABC, que necesariamente debe intimidar a todo aquel que tenga presente la historia de la España del siglo XX. Para hablar de un oficio que va a determinar la vida de quienes hoy aquí se inician en ese laberinto exaltador y misterioso que es el del periodista. Y yo sólo puedo enmascarar mi inseguridad al hacerlo. Y decir: gracias.
***
Entremos, pues, en materia.
“…Antaño, cuando yo era joven…” El hombre que escribe eso se sabe ya hombre viejo. Viejo y de extraordinaria biografía, que su texto evoca. Vio, en dos guerras sucesivas, desplomarse la patria. Y, con ella, sus ambiciones. “Antaño, cuando yo era joven” –sigue–, “sentí lo mismo que les pasa a tantos otros. Y tuve la idea de dedicarme a la política…” Pero, de repente, todo quedó en humo. Cayeron las leyes, cayó la ciudad, “todo iba tan a la deriva” –escribe– “que acabé por marearme”. Al borde del vacío, abrió los ojos, decidió dar el largo rodeo de comprender lo que ya no tenía
jueves, 5 de diciembre de 2013
Imprima la leyenda, por Eduardó Jordá
Año 1964. No es la Fonda Pepe de Formentera, sino el casino de algún lugar en Woodstock. La foto es de Daniel Kramer y tiene derechos de autor.
Texto de Eduardo Jordá
Texto de Eduardo Jordá
¿Por qué hay gente que sigue empeñada en creerse que Dylan estuvo en Formentera? Porque es una historia que a todos nos gustaría que fuese real. No hay nada más hermoso para el mito de la Formentera hippy que una estancia casi secreta de Bob Dylan en la isla.
En un documental del canal 33, llamado “Les illes escollides” —que fue grabado en el año 2008—, se hablaba de los músicos de los años 60 y 70 que habían vivido o pasado algún tiempo en Mallorca o en Ibiza y Formentera. En el documental había una entrevista con Kevin Ayers en su casa del sur de Francia, donde moriría cinco años más tarde, y con otros miembros fundadores de Soft Machine (con el batería Robert Wyatt, por ejemplo, que no sé si llegó a vivir en Mallorca, aunque creo que no, pero que tenía una conexión mallorquina a través de Deià). Y también se hablaba de los dos conciertos de Jimi Hendrix en Palma, en julio de 1968, los únicos que Hendrix dio en España.
Todo eso estaba muy bien. Pero ese documental también decía que Bob Dylan había pasado una temporada viviendo en un molino de viento en Formentera, en el verano o en la primavera de 1967, justo cuando se
miércoles, 27 de noviembre de 2013
Un columnista escribe una carta
Conocí a José Luís Alvite en el año 2000 en su Galicia entrañable, útero cósmico que le cobijaba. Precisamente le conocí a través de Carlos Herrera. En aquellos días dudaba sobre la idoneidad de escribir en La Razón y con los años nos ha dado una impresionante colección de artículos brillantes que dan la medida de su apertura y profundidad mentales, de su bonhomía y querencia por la vida.El tabaco interminable, los gin-tonics de ritual vespertino en Santiago de Compostela y su pausada conversación a la sombra de su idolatrado Frank Sinatra son anécdotas en este torrente de vitalidad hasta altas horas de la noche y me acompañan ahora en estos momentos críticos.Descubro esta mañana el artículo de Alvite, vía Santiago González. Poco que añadir. Con el amigo, con los pocos amigos que quedan en pie, hasta el último minuto de aliento.
Carta a Carlos Herrera
Querido Carlos Herrera: Por primera vez no puedo culpar de mi ausencia a la desidia, ni alegar que una monada ciega de Denver me salió al paso y sin motivo alguno se encaprichó conmigo. Tampoco me servirá de excusa la vieja historia de cuando era un niño muy delgado y el viento al azotar me levantaba del suelo y me cambiaba de acera, de raza y de familia.
Esta vez es el cáncer, amigo Herrera, esa cosa que yo pensaba que en mi caso sólo podría ser una mancha que, puesto en lo peor, haría una metástasis como de tebeo en la tapicería del coche. Cáncer de colon y cáncer de pulmón. Dos golpes en un solo mazazo. Fue algo desproporcionado, como encontrar un centollo en el interior de una almeja, pero, ¡qué demonios!, tantos años entre el humo del Savoy me enseñaron que la penumbra te salva del disgusto de que con la luz descubras que en la cola del piano no estaba sentada la mujer con la que contabas, sino el tipo impasible que viene a precintar las manos del pianista.
Es una de esas veces en mi vida que la peor noticia no me la da Hacienda. ¡Qué quieres que te diga!, el caso es que lo he encajado sin pestañear, no porque sea un valiente, sino, sencillamente, porque siempre supe que el mío en la vida sería un viaje en el que inesperadamente al tren se le acabarían por detrás el humo, y por delante, las vías. No sé, Carlos, amigo mío, …estas cosas ocurren y seguro que tienen algún sentido. Dice mi oncólogo que «la situación es muy comprometida» y eso significa que mi buena suerte puede haber cambiado a peor y que la vida ya no me dará la siguiente patada en el culo apócrifo de otro hombre. No importa. Ojalá pueda volver a tu lado. Y si no vuelvo, por favor, piensa que fue sólo porque me empeñé en el estúpido sueño de llegar por ferrocarril a una ciudad sin tren.
Hoy, 27 de noviembre, en La Razón.
***
Quizás también te guste leer esto sobre Alvite
Presentación de Alvite, por Santiago González
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Presentación de Alvite, por Santiago González
lunes, 7 de octubre de 2013
En TOC TOC (Menorca)
Página dedicada a Ibiza en la excelente revista periódica menorquina TOC TOC en la que se hace referencia a algunos de los trabajos y blogs del fenicio. Gracias.
viernes, 11 de enero de 2013
Entrevista con Félix de Azúa: "La filosofía y el arte no requieren excesivo talento. Requieren coraje"
Hay mucho de lo que hablar con Félix de Azúa. Siempre. Pero en los últimos tiempos, como está especialmente furioso y nítidamente libre, esas inteligentes teorías suyas sobre el arte y la literatura se cruzan con misiles rotundos contra el nacionalismo y las redes sociales, contra la clase política. Lo novísimo en Azúa es "El ojo que piensa", el curso experimental que va a dirigir en el Museo del Prado. Así que el vuelo poderoso de su palabra y su ego despega de la Modernidad, navega por el siglo XX, se detiene en Keifer y Larkin y se hinca en esta España "donde no hay democracia".
Se lo propuso Miguel Zugaza para ampliar las actividades del centro de estudios del Museo del Prado porque "aunque su actividad pedagógica es grande, faltaba un curso teórico" dice el escritor, y explica el porqué: "Los museos de arte clásico nunca han tenido la necesidad de incluir la teoría. Cuando alguien entra en el Prado, y ve tizianos o rafaeles, el discurso teórico está escondido, no es necesario. Piense en La Primavera de Botticelli, el cuadro más bello del mundo: nadie sabe que es una representación de la filosofía neoplatónica, ni falta que hace. Pero si lo sabes, ves otra dimensión de la pintura que le añade una profundidad insospechada".
"En la Modernidad todo cambia. El discurso teórico ocupa un primer plano, es esencial. Si tú no sabes que estás mirando un cuadro cubista, seguramente no vas a saber ver lo que tienes que ver. Lo interesante es que nuestra mirada ahora es una mirada determinada por todo el proceso de la modernidad y, por lo tanto, es una mirada teórica, aunque no lo sepamos".
-¿Cómo podemos adquirir herramientas para saber mirar? Azúa apuntala su respuesta con ejemplos históricos, con citas culturalistas, con Malraux.
-Es muy interesante la mirada retrospectiva. Cuando ya tienes el ojo moderno, el ojo teórico, es importante aplicarlo a la pintura antigua, a la escuela iconográfica, al arte egipcio... El caso Malraux, a quien ya casi nadie lee, es paradigmático. Su Museo Imaginario es un invento básico para la modernidad, porque en él destruye las condiciones materiales y cuando lo miras, no sabes si esa escultura de la que te habla mide dos metros o cinco. Es decir, nos da una visión ultramoderna, de
sábado, 22 de septiembre de 2012
Ideas para relanzar Ibiza
Recupero este artículo reproducido en el blog Ibiza Resona, en un bucle que sólo Internet nos permite.
LUNES, 12 DE ENERO DE 2009
UN ARTÍCULO
Hola a todos. Acabo de leer un artículo de Mariano Planells en el Dominical del Diario de Ibiza del pasado domingo. I como me ha gustado lo cuelgo en nuestro "Resona" para que le hagais un "colp d'ull". Si us plau, es clar. Saludetes.
El artículo lo reproduzco. Si quereis ver el blog de Mariano pinchar
IDEAS PARA RELANZAR IBIZA
Por Mariano Planells. Diario de Ibiza 11-01-09
Ibiza sufre la crisis mundial, la crisis estructuralde España y una crisis específicade Ibiza. Además de muchos descerebrados que vienen a intoxicarse y después se largan para no acordarse nunca jamás, Ibiza sigue recibiendo a numerosos visitantes con cerebro, con imaginación y con capacidad de desarrollo de ideas. En Londres, París, NY, Roma habrá muchos creativos de publicidad, pero deben funcionar por compartimientos estancos, pues apenas los encuentras. En ningún sitio he conocido a tantos productores, publicitarios y diseñadores como en Formentera o en Ibiza. Como setas. Algunos de estos personajes, cuando regresan al cuadriculado de su oficina, se sienten impelidos por una voz telúrica a contar sus ideas, nacidas probablementeen Ibiza. Quizás porque me consideran el patrón de los fracasados (que no de los manqués) en mi relación con los políticos me suelen mandar un resumen de sus cavilaciones. Muchos, especialmente jóvenes que no se han infectado con el virus catalanista ni sufren el síndrome de Estocolmo con respecto a la Barcelona imperialista, me piden mi opinión. ¿Es mejor quedarse en Ibiza o salir a estudiar? Siempre les digo lo mismo: salir, pero a facultades que ostenten un sentido universal y cosmopolita. Afortunadamente, Alicante, Valencia tienen facultades cada vez más prestigiosas y muy activas. Pero también Vigo, Madrid, Córdoba, Granada, etc. Salir de las Baleares y cuanto más lejos mejor. Italia, Francia, etc. Intenté en 1972 que Ibiza conservara su densidad de creadores internacionales y que se usaran las instalaciones del Castillo. Cuando regresé de la mili no quedaban apenas hippies y los elefantes estaban saliendo en estampida. Desde entonces, Ibiza ha quedado bajo la maldición dialéctica entre el ladrillo y el turismo de masas jovenzuelo anfetaminado. Uno y otro cada vez peores. Y así estamos. Begoña C. y otros me mandan propuestas apasionadas para aplicar en Ibiza. Ya han fallado en el encuentro en la tercera fase con los políticos abducidos por el poder. La propuesta de Begoña me ha gustado y además iré publicando las que me lleguen en mi propio blog por puroejercicio neumático.
sábado, 24 de marzo de 2012
Traveler, la revista de viajes Condé Nast muestra los encantos de Ibiza
El escritor y periodista Mariano Planells es el autor del texto y el fotógrafo Álex del Río, de las imágenes
REDACCIÓN | IBIZA La prestigiosa revista de viajes Condé Nast Traveller dedica un reportaje en su número de este mes a Ibiza, firmado por el escritor y periodista Mariano Planells, colaborador de Diario de Ibiza. El reportaje aparece destacado en la portada con el título ´Culto a Ibiza. Descubre sus lugares mágicos´. Las espectaculares fotos son de Álex del Río y muestran paisajes como los acantilados de Cala Carbó, paredes de piedra seca, torres de vigilancia, una emprendada de un traje típico, los estanques de las salinas, iglesias, es Vedrà, la imprescindible lagartija y la cueva de es Culleram, dedicada al culto de Tanit, entre otros aspectos. Bajo el título ´20 retratos de Ibiza´ y el subtítulo ´La isla de los dioses púnicos´ Planells expone su particular visión sobre Ibiza y habla de es Vedrà y otros islotes en los que se encuentran numerosas especies de aves y lagartijas endémicas, recuerda la presencia de piratas berberiscos, explica la importancia de las salinas y su «paisaje inalterado a lo largo de más de dos mil años», destaca las torres de defensa y recuerda la atracción que la isla ha ejercido sobre los viajeros ya desde principios del siglo pasado: entre 1930 y 1936, sobre «intelectuales, artistas, espías, arquitectos, sobre todo franceses y alemanes, españoles e ingleses».
«En La Conejera, Sa Coniera, no pocos piratas berberiscos tuvieron su base y refugio para reparar las naves, intercambiar rehenes o enterrar a sus muertos. Se dice que el general cartaginés Aníbal nació en este islote. Es Vedrà merece capítulo aparte y es la gran vedette de todo el Mediterráneo. Veterus parece que significa anciano, pero no está tan claro. El topónimo nos ancla a nuestro pasado fenicio más arcaico y prueba que el ibicenco es un idioma con incrustaciones y una impronta muy antiguas», escribe Planells.
Diario de Ibiza
REDACCIÓN | IBIZA La prestigiosa revista de viajes Condé Nast Traveller dedica un reportaje en su número de este mes a Ibiza, firmado por el escritor y periodista Mariano Planells, colaborador de Diario de Ibiza. El reportaje aparece destacado en la portada con el título ´Culto a Ibiza. Descubre sus lugares mágicos´. Las espectaculares fotos son de Álex del Río y muestran paisajes como los acantilados de Cala Carbó, paredes de piedra seca, torres de vigilancia, una emprendada de un traje típico, los estanques de las salinas, iglesias, es Vedrà, la imprescindible lagartija y la cueva de es Culleram, dedicada al culto de Tanit, entre otros aspectos. Bajo el título ´20 retratos de Ibiza´ y el subtítulo ´La isla de los dioses púnicos´ Planells expone su particular visión sobre Ibiza y habla de es Vedrà y otros islotes en los que se encuentran numerosas especies de aves y lagartijas endémicas, recuerda la presencia de piratas berberiscos, explica la importancia de las salinas y su «paisaje inalterado a lo largo de más de dos mil años», destaca las torres de defensa y recuerda la atracción que la isla ha ejercido sobre los viajeros ya desde principios del siglo pasado: entre 1930 y 1936, sobre «intelectuales, artistas, espías, arquitectos, sobre todo franceses y alemanes, españoles e ingleses».
«En La Conejera, Sa Coniera, no pocos piratas berberiscos tuvieron su base y refugio para reparar las naves, intercambiar rehenes o enterrar a sus muertos. Se dice que el general cartaginés Aníbal nació en este islote. Es Vedrà merece capítulo aparte y es la gran vedette de todo el Mediterráneo. Veterus parece que significa anciano, pero no está tan claro. El topónimo nos ancla a nuestro pasado fenicio más arcaico y prueba que el ibicenco es un idioma con incrustaciones y una impronta muy antiguas», escribe Planells.
Diario de Ibiza
martes, 22 de marzo de 2011
Con Abel Matutes, Ibiza, 1984: el naufragio de Última Hora Ibiza
A principios de los 80 Pedro Serra, el editor de Ultima Hora y otras muchas publicaciones me llamó para organizar una redacción en Ibiza. Para ello le pedí alguien que llevase la parte técnica, la oficina, envíos, etc. para yo poder dedicarme a la parte creativa, a escribir y hacer calle.
El problema es que yo no quise -y en consecuencia no tuve- funciones ejecutivas. Ni entonces ni nunca. Para ello ya hice mi propia empresa, Mariano Productions.
Pero el proyecto de Ultima Hora Ibiza nació torcido porque el enlace, Juan Martorell -ahora se hace llamar Joan- mostraba unas ansias subyacentes de enlazar con el Partido Popular, justo todo lo contrario que representaba Ultima Hora Ibiza.
Total cuando nos dimos cuenta, y yo me di cuenta enseguida, teníamos metido en Ibiza a un mediocre profesor de educación física asturiano llamado Melchor Moro, puesto ahí por Martorell, a pesar de mis reticencias.
Melchor Moro era un topo de Abel Matutes.
Aquel tipo había sido infiltrado para boicotear la edición de Ibiza. Duró dos meses, el tiempo que yo aguanté y aporté reportajes y publicidad.
Casi cada día, yo descubría a Melchor Moro manteniendo sus conversaciones telefónicas con su superior, Matutes. Yo llegaba a cualquier hora y sin avisar, claro: raro era el día en que no le cogía con sus chivatazos.
Durante los dos meses que duró la comedia usé y manipulé a ambos: a unos (Pedro Serra por su ingenuidad y por no haberme hecho caso) y a otros (Melchor Moro y Abel Matutes, por su grosera ocupación de una empresa ajena).
Más que preocuparme de lo que les llegaba, pues el informante Moro usurpaba todas las líneas, me dediqué a que no les llegara nada importante, de manera que reinó el desconcierto en Palma y en Ibiza.
Cuando, Melchor Moro, vía Palma me exigió hacer más horas de oficina les envié al carajo a todos y me fui de viaje durante unos meses.
"Me tomo unas largas vacaciones", les dije.
Quedé sin trabajo.
Me fui en coche con un amigo desde Barcelona a Francia, Italia, Yugoslavia, Grecia hasta Turquía y regreso.
Me inventé mi Anuario de Ibiza y Formentera, que fue viento en popa.
En esta foto, charlo con Abel Matutes de espaldas, en algún acto del puerto. Yo soy el del bigote.
La sección Repostería selecta es una intrascendente cháchara que se publicaba en el naufragado Última Hora Ibiza.
miércoles, 9 de marzo de 2011
Bastante humillante es ya envejecer, pero si encima te haces respetable... date por aniquilado
Crujir de dientes, Fernando Savater (El País)
Según Chesterton, las novelas de aventuras son mucho más legibles que las realistas que cuentan dramas burgueses porque las primeras tratan del batallar contra los malvados y "no hay nada más entretenido que luchar contra el mal". Pues sí, la verdad es que a don Quijote le pegan palizas y va de fracaso en fracaso, pero nunca se aburre.
Por eso, con mayor sinceridad que prudencia, admití en una entrevista televisada que los años de combate contra ETA han sido trágicos y angustiosos, pero que yo personalmente me he divertido en la pelea mucho más que si me hubiera quedado en
sábado, 12 de febrero de 2011
Ricardo de la Cierva escribe sobre mi 'Diccionario de Secretos de Ibiza'
Ricardo de la Cierva escribe de mi Diccionario de Secretos, en Ya, septiembre de 1982. No ví el original, sino esta réplica publicada en el Diario de Ibiza.
Antonio Colinas me presenta mis elefantes II en Ibiza
En 1980 publiqué Ibiza, la senda de los elefantes I y justo seis años después el segundo volumen.
Para la presentación conté con la inestimable ayuda del poeta Antonio Colinas, entonces afincado en Ibiza,
aunque también se iría unos años después.
Ibiza fue un lugar magnífico para los creadores durante los años 50, los 60 y la primera mitad de los 70, pero a partir de este momento la isla tomó un rumbo poco acogedor para los elefantes. Todos, uno a uno -aunque hay alguna rara excepción- fueron abandonando la isla, incluso yo que soy fenicio genuino. Pero a mí tampoco me gusta la Ibiza de hoy, aunque la isla en sí sigue salvando algunos parajes muy hermosos.
El hecho es que Antonio, buen amigo, hizo la presentación, que me encantó.
Al finalizar se la pedí y ahora puedo ponerla en disposición de muchos jóvenes que, a buen seguro alucinarán por la variedad y densidad de creadores, todavía en aquella fecha de 1986.
Pero bueno, la historia es bastante cruel y quien pretenda tenerlo todo que se vaya a Nueva York y tendrá mucho, todo... a excepción de lo que falte.
Ibiza ida, desaparecida, nos quedan algunos recuerdos y la firme voluntad de ofrecer las partes positivas que todavía sean de alguna utilidad.
viernes, 11 de febrero de 2011
La primera entrevista a Miquel Barceló
Esta es la primera entrevista propiamente dicho que se le ha hecho a Miquel Barceló en 1977, en Diario de Mallorca.
Después la recogí en mi libro Lagartijas azules en París.
martes, 7 de diciembre de 2010
El soldadito de El Aaiún, por Arturo Pérez-Reverte
Lo que voy a contarles ocurrió hace treinta y cinco años exactos, casi día por día, en diciembre de 1975; pero me acuerdo bastante bien. Es una historia que en su momento -yo era un jovencísimo reportero, enviado especial del diario Pueblo en el Sáhara desde hacía ocho meses- no me dejaron publicar. No eran buenos tiempos ni para la libertad de prensa ni para otras libertades, pero uno se las apañaba allí lo mejor que podía. Aunque en esta ocasión no pude. Recuerdo el episodio con mucho sentimiento, por varias razones. De una parte, los últimos sucesos en el Sáhara le dan, para mí, especial significado. De otra, algunos testigos fueron muy queridos amigos míos. Casi todos de los que tengo memoria están muertos, excepto el entonces capitánYoyo Sandino, de la Policía Territorial, que creo estaba presente. Yo mismo viví la última parte del episodio; pero ya no recuerdo quién más estaba allí, aparte del teniente coronel López Huerta y el comandante Labajos, ya fallecidos. Acababa de morir Franco, y España entregaba el Sáhara a Hassán II. El Aaiún era una ciudad en estado de sitio, con toque de queda, cuarteles y barrios en poder de los marroquíes, y otros aún bajo autoridad española. Uno de éstos era Casas de Piedra, feudo del Polisario; la custodia de cuyo perímetro, rodeado de alambradas y caballos de Frisia, correspondía a la Policía Territorial. En sus sectores, la gendarmería real y las tropas marroquíes se comportaban con extremo rigor. Había innumerables detenidos. Y cada día, muchos jóvenes saharauis, así como veteranos de Tropas Nómadas y de la Territorial, huían al desierto para unirse a la guerrilla que ya combatía en las zonas abandonadas del este.
Aquella noche, una patrulla marroquí que pasaba cerca de Casas de Piedra fue tiroteada desde el otro lado de la alambrada. Los dos soldaditos españoles de guardia a la entrada del barrio -reclutas de mili obligatoria, destinados forzosos al Sáhara como policías territoriales- se apartaron de la luz, inquietos, y se quedaron allí hasta que hubo ruido de motores con resplandor de faros, y varios vehículos se detuvieron en el puesto de control. De ellos bajó nada menos que el coronel Dlimi, comandante general de las fuerzas marroquíes en el Sáhara, acompañado por todo su estado mayor y una sección de soldados de las fuerzas reales. Todos, incluido Dlimi, venían armados con fusiles de asalto, y estaban dispuestos a entrar en Casas de Piedra y arrasar el barrio como represalia por los tiros de media hora antes. Imaginen la escena: la noche, los faros iluminando la alambrada, el coronel en contraluz con todas sus estrellas y galones, y los dos soldaditos con todo aquello encima. Acojonados.
Lamento no recordar sus nombres, o tal vez no los supe nunca. Pero esto fue lo que hicieron: mientras uno de ellos echaba a correr hacia donde tenían la radio para avisar a sus jefes, el otro tragó saliva, se cuadró y les dijo a los marroquíes que no pasaban -yo conocí a su oficial superior, el eficaz y duro teniente Albaladejo, y estoy seguro de que el chico prefirió vérselas con ellos antes que con el teniente-. Como pueden ustedes suponer, Dlimi se puso hecho una pantera. A gritos, descompuesto, mandó al territorial que se quitara de allí o le iban a pasar por encima. Tengo órdenes de no dejar entrar a nadie, dijo éste. No sabes con quién estás hablando, etcétera, aulló el otro. Luego blandió su arma e hizo ademán de cruzar la alambrada, seguido por todos los suyos. Fue entonces cuando el soldadito dejó de ser lo que era, un humilde recluta forzoso que hacía la mili en el culo del mundo, para convertirse en otra cosa. En lo que juzguen ustedes que fue. Porque en ese momento, casi con lágrimas en los ojos y temblándole la voz, montó su fusil -clac, clac, chasqueó el cerrojo al meter una bala en la recámara- y le dijo en su cara al poderoso coronel Dlimi, jefe de las fuerzas marroquíes en el Sáhara, estas palabras extraordinarias: «Mi coronel, por mi pobre madre que, como alguien pase de ahí, le pego un tiro».
El aviso me pilló en el bar del cuartel de los territoriales, y a Casas de Piedra me fui, quemando neumáticos en el Seat 600 con el cartelPrensa que teníamos alquilado a medias Pedro Mario Herrero, del diario Ya, y el arriba firmante. Tuve así oportunidad de asistir al último acto del episodio, cuando llegaron los jefes españoles y tras una tensa negociación lograron que Dlimi se retirase con su gente. En cuanto al soldadito que le paró los pies salvando el barrio de una represalia, no eran, como digo, tiempos para la lírica. Me temo que la única recompensa que obtuvo aquella noche fue el cigarrillo Coronas que el comandante Labajos le ofreció de su paquete, la palmada en la espalda del teniente coronel López Huertas y esta página en la que hoy lo recuerdo.
Semanal XL
martes, 2 de noviembre de 2010
The last ressort, Paul Richardson, The Independent
When Paul Richardson moved to Ibiza, he thought he had found the island of his dreams. But then came the tourist boom. And, in its wake, the drugs, the corruption, the money-laundering. A decade later, he's finally decided it's time to move on. Here, he explains how it all went wrong on paradise island.
A deserted beach, the sea beyond it a blue so intense it is almost painful to the eyes. Olive groves, vineyards, a whitewashed farmhouse, and a shepherdess in traditional garb, tending her flock.
A deserted beach, the sea beyond it a blue so intense it is almost painful to the eyes. Olive groves, vineyards, a whitewashed farmhouse, and a shepherdess in traditional garb, tending her flock. The pictures in the brochure represent the dream of a Mediterranean landscape in all its pristine perfection, unpolluted and uninhabited, except by picturesque peasants and shiny, happy club kids. Beauty and pleasure in unlimited amounts. It sounds like paradise. It looks like paradise, until you remove the rose-tinted spectacles.
The airbrushed images used in the marketing of tourist hot spots have never had much bearing on reality. In the case of Ibiza, however, they can only be described as a grotesquely distorted version of the truth. Unless you are coming from some grey city in northern Europe for a week's sun and fun in the summer, this Spanish island is no earthly paradise but a small community with serious environmental and social problems caused, in part, by its very success as a tourist destination. To put it another way, Ibiza is an example of what can go wrong when a society that has lived in poverty and isolation for centuries is suddenly presented with an opportunity to make a great deal of money very quickly, and, 40 years later, seems unwilling to recognise that the party may be nearly over.
The facts are there for anyone to see, if only they can detach themselves from their dreams for long enough to see them. During the decade I have lived in Ibiza, the destruction wreaked on the island has been unrelenting. Tourism has increased year on year to the point where we now receive two million visitors a year, placing the island's scarce natural resources under unbearable strain. Excessive and inappropriate building, the scourge of many a nouveau-riche economy, has scarred huge swathes of coast and countryside. Conservation has been the last thing on anyone's mind in these gold-rush years, and the few remaining areas of virgin landscape are only half-heartedly protected. Sites of ecological and/or cultural importance, if they are not already built on, are rubbish-strewn and forlorn.
It was not ever thus. In 1953, Sandy Pratt, a garden designer, arrived on the weekly ferry from Barcelona and is still here, living quietly in a flat in Ibiza City. He remembers being stunned by the delectable beauty of an island so remote that even mainland Spaniards had never heard of it. "It was primitive and innocent and it was the most perfect place I'd ever seen," he says. "There was no asphalt, no cars, no rubbish, no cement. The entire island was like one enormous garden, with 30,000 gardeners to tend it. There wasn't anything that wasn't beautiful. I was aware that I would have to make the most of this idyll, because it couldn't possibly last."
When I myself first arrived here in 1989, if not quite stunned, I knew I had stumbled on something special. My village, the quaintly named Santa Gertrudis, consisted of a church, a cluster of bars and modest village houses around a tiny square. The foreign presence was limited to a handful of expats, mostly first-wave hippies and elderly bohemians, who pitched up at Can Costa to while away the morning over cafe con leche, stirring themselves eventually to visit the fax and telephone bureau across the way. Communications in rural Ibiza, in the last decade of the last century, were still improbably poor. No one I knew in those days had a phone line, and mobile phones, e-mail and the internet were still undreamed of sophistications. Many of the incomers lived in ancient whitewashed farmhouses without electricity or running water, paying nominal rents based on antiquated contracts.
Mass tourism had been Ibiza's over- whelmingly dominant industry for more than 20 years. Subsistence agriculture, which over centuries created the island's landscape of terraced fields and dry-stone walls, had been left in the care of a few elderly farmers who struggled to maintain it. The ibicenco population was already in a minority of 35 per cent, after immigration by guest-workers, mostly from Andalucía, brought over during the Sixties and Seventies to fill the demand for builders, waiters and chamber-maids. Wealthy Germans, British, French and Italians had made inroads into the market for farmhouses which they would swiftly modernise, surrounding them with English lawns and Moroccan palmeraies. The big discotheques were up and running, but the commercial possibilities inherent in the combination of rave music and MDMA had yet to be fully exploited.
The late Eighties were lean years for tourism in Ibiza. The lager lout phenomenon in San Antonio unforgettably associated, for me, with the biting off of a policeman's ear by an English tourist in the summer of 1990 brought the island some of the worst publicity it would receive until Ibiza Uncovered. A deep recession in northern Europe exacerbated the situation. For a year or two, visitor numbers actually fell. It seemed that mass tourism was on the decline, and that Ibiza might have to look for a more intelligent way of exploiting its natural and cultural resources. There was talk of year-round tourism, and of a turismo de calidad ("quality tourism") that would bring in the middle-class market with its far greater spending power. Some effort was even made, cynically enough, to promote Ibiza and Formentera as a paradise of "green tourism", verdant and unspoilt.
But then came the fat years, and this minor existential crisis was swept away by a wave of gleeful commercialism. The economic boom of the Nineties had been underpinned by tourism but boosted massively by the island's other great powerhouse industry: construction. In part, the building boom is a simple response to demand: more tourists mean more hotels, more apartments, more rural second homes, a bigger airport. It is also partly explained by the imminent arrival of the euro, which has forced those in possession of black money to launder it speedily and nothing washes whiter than real estate.
Either way, its effects are unmistakable. In 10 years, the island's charming capital (affectionately known as Vila) has sprawled chaotically in all directions, an uncontrolled mess of cheaply built apartment blocks. The former fishing village of Santa Eulària, now one of the island's major resort towns, continues to spill northwards towards Es Canar, creating a miniature Costa del Sol along the east coast. Controls over building quality and aesthetics on land officially categorised as suelo urbano (urban land), which includes large stretches of coast, are so vague as to be meaningless and it shows.
Out in the countryside, it is a similar story. The various governments of the Balearic Islands last year jointly declared a controversial moratorium on building in suelo rustico. But it has come too late. Formerly rural parts of southern Ibiza are now so built-up they resemble American suburbs indeed local author Mariano Planells claims the island is now more a kind of "garden city" than a rural environment per se. The whitewashed organic forms of the traditional farmhouse, with its mysterious whiff of the Orient, have given way to the bourgeois chale, replete with balustrades, swimming pool and fences patrolled by snarling Rottweilers. The new urbanizaciones (to use the richly expressive Spanish term) ranged around the old centre of Santa Gertrudis are an especially sad example of urban planning applied to the rural context with, in my view, disastrous results. The houses in Sa Nova Gertrudis are a Marbella-style fantasy of suburban luxury, picked out in a peculiar shade of brown masquerading as ochre, while the asphalt roads, built on a grid pattern, are dotted with the usual street furniture of piles of rubble, futuristic street lamps and dead fruit trees dusted with cement.
Many of the changes in Ibiza's modus vivendi over the past decade boil down to sheer demographics. The resident population in 1998 was 84,220, following an increase of 10 per cent over the previous 10 years, and may now be nearer 100,000 (of which a 10th, incidentally, are non-Spanish). Current predictions suggest that if all available suelo urbano is built on, as seems likely, a ceiling of 125,000 may soon be reached. Take that thought and add to it another: on an average day in high summer, a quarter of a million people, tourists and residents, are crammed on to an island just 40km long and 20km wide. On average, 1,400 new tourist beds are made available every year, adding to the super-saturation.
The recent history of the island's famous nightclubs is proof of a fine old ibicenco saying, "s'ha perdut per massa" loosely translated as "too many cooks spoil the broth". The original discotecas of the late Eighties were ridiculously glamorous and madly hedonistic, part of the dolce vita of post-Franco Spain. What made them remarkable was both the variegated nature of their clientele jet set and hippies and fashion folk and locals and their atmosphere of unbridled fiesta, which was only partly drug-induced. It is a complex tale, but two main factors have led to their demise in the late Nineties: the arrival of the English as supreme masters of the scene, converting Ibiza clubbing into a multi-million-pound industry, and the massive abuse of drugs (notably ecstasy) among the teenagers that are today's club cannon fodder.
The scale of the debauchery at superclubs like Space, which opens at 8am and closes in the afternoon, is not a pretty sight the gurning faces, the young people staggering dazedly around the fringes of the dancefloor or lying in sweaty comatose heaps on the terrace. "I miss the smiles, the sparkle in people's eyes," says Vera Shell, a Brazilian party organiser who has spent 15 years as a queen of the Ibiza night. "The nightlife here has lost its charm. There is no art in it any more. The discos are entirely and exclusively about consumption, to such an extreme that the point of the party is just to get as drugged up as possible."
Ibiza was always an island of excess. DJ José Padilla, godfather of the Café del Mar chill-out scene, arrived in 1975, when island nightlife "had nothing to do with today. It was wilder. People were less materialistic, more human. Now you wonder whether they are people or robots. You see them file into the clubs, and they come out empty. I feel they're manipulated by the club industry, by the clubbing magazines, by the drugs. The drug thing has gone too far. Did you know there's a new drug around and if you drink alcohol with it you die? And this is what they call having a good time?"
But now Ibiza also has the disease of affluence: as a society, it simply consumes and discards too much of everything. In 10 years, the number of cars on Ibiza has risen by 52 per cent, so that there are now more cars than people the highest such ratio in the whole of Europe. In high summer, the island's two main roads (Ibiza-San Antonio and Ibiza-Santa Eulària) are having to support a density of 30,000 vehicles a day: twice the advisable limit for roads of this size. Ibiza consumes more electricity and produces more rubbish per head of population than anywhere else in Spain. In August last year, the island generated more than 400 metric tons of garbage every day a 10 per cent increase on 1999. Most of this refuse ends up at a gigantic dump at Cala Llonga which has been recently condemned by the European Commission for its contamination of the water table. Under European law, Ibiza is supposed to recycle at least 25 per cent of its domestic waste by 2004. So far it can barely manage 3 per cent.
Those residents with long memories remember that, once upon a time, the island was rich in water. Streams babbled across the landscape; springs bubbled out of the rocks. There was even a river that ran all year round the Riu de Santa Eulària, still sadly signposted as you cross the dusty river bed. Tourism has sucked the island dry. There has been no river for 20 years, and most of the springs have disappeared. Of all the problems Ibiza faces, potentially the most serious is water or the lack of it. If it weren't for two new desalination plants in San Antonio and Ibiza City the situation would already be desperate. Of the seven underground water sources supplying the island, five have been so over-exploited that sea-water has seeped in, rendering the water undrinkable and unsuitable for irrigation. It is illegal to sink new wells without permission, yet they are still being dug all the time, reaching ever deeper into the rock. My neighbours on the farm next door are digging as I write, the heavy machinery making the mountainside quake and groan. Word in the village is that they have reached 200m and still not found water.
It is now nearly April and the dust whirls around the parched fields. It hasn't rained properly since last autumn, and my almond trees are suffering. Some have already died, and many more will perish in the coming months. While this winter in mainland Spain, agricultural land has been laid waste by flooding, here it has been frazzled by the worst drought in living memory. Here on my smallholding in the far north of the island, one of the last corners of Ibiza relatively untouched by development, I have watched in despair for the last three years as successive crops of beans, wheat and barley have struggled to germinate and then shrivelled in the bone-dry winter wind. Already the drought and the weird weather patterns seem like a harbinger of climate change. How much further the process will go is anybody's guess perhaps to full-scale desertification, as is already happening in parts of Almería and Murcia on Spain's south-east coast.
But the social climate of the island, famously benign, is changing too. For years the curiosity and tolerance of the ibicencos ensured that a certain equilibrium prevailed between local and expatriate populations. Equally, locals were as happy to sell off their crumbling farmhouses for astronomic prices as foreigners were happy to take them off their hands. But something had to give. With the morality that comes with new money, the ibicencos are more likely than ever to disapprove of foreign fecklessness. Traditional rural culture, the island's psychological cornerstone, is finally dying, and ibicenco society feels increasingly sullen and anxious. Spray-painted graffiti that has begun appearing in Catalan on walls and buildings: "No more land to be sold to the Germans. Don't sell your heritage." It may be the work of mischievous kids, but it is my sense that more and more ibicencos share that view. "The land isn't for us country people any more it's only for the rich foreigners who fence in their farms and tell the locals to get lost if they come too close," says Toni Ferrer, a farmer near the German enclave of Sant Carles.
In the face of all this gloom, what the island needs are political solutions. And political solutions are what it voted for in the local elections of June 1999 when, in a historic overturning of the right-wing Partido Popular (PP) that had governed the island since the death of Franco, the Pacte Progressista was swept to power. Earlier that year, the population had turned out in force to demonstrate against a proposed golf course at Cala d'Hort, a beauty spot on the south-west coast opposite the much-photographed rock of Es Vedra. But the protest was as much about reckless and unsustainable development in general as about any act of urbanismo in particular. In an opinion poll that year no less than 81 per cent of those questioned said they opposed any further increase in tourism.
A loose coalition of socialists and Greens headed up by a brilliant young lawyer named Pilar Costa, the Pacte Progressista seemed to offer a way out of the impasse. Many voters saw Costa and her friends as the last chance saloon, if Ibiza was to retain anything of the quiet beauty that attracted the tourists in the first place. Two years on, however, the new regime has had little real success. The Cala d'Hort project was promptly quashed, and certain other dubious urbanizaciones have been put on hold. But the controversial enlargement of the port of Ibiza, which rides roughshod over the majority of island residents who rejected it from the start, has been allowed to proceed, threatening the wholesale uglification of one of the Mediterranean's loveliest harbours.
Meanwhile, areas of outstanding natural beauty and/or historical importance are still awaiting proper protection. To give just one of many possible examples: behind the disco Pacha, not many E-addled clubbers know that there is a wetland whose irrigation channels and stone arches were built by the Arabs over 800 years ago. Ses Feixes is now a depressing wasteland, utterly abandoned, its canals choked with refuse and supermarket trolleys. Two Arab arches were recently demolished by an errant bulldozer. Down-and-outs have turned another into a makeshift dwelling. The area has been promised a recovery plan, but as yet nothing has been done.
The Pacte is generally perceived to have been a failure. In reality, its best efforts have been stymied by the arrogance of the construction and tourist industries, the furious opposition of the PP in the town halls where they are still the dominant party, and by a legal system of such Dickensian sluggishness and complexity that conservationist legislation is made almost impossible to enforce.
Society may have changed its attitude to development, but the construction and tourist industries have assuredly not. The so-called ecotax, a modest levy on tourists arriving in the Balearic Islands the money going towards environmental and restoration projects has had hoteliers and tour operators up in arms. The moratorium on building in suelo rustico is both hugely resented by the town halls and patently flouted by them, as anyone can see from the turreted and balustraded villas that continue to sprout like toxic mushrooms on the hillsides.
What, then, is the future for Ibiza? If the Pacte is unable to stop the rot, it is not one I would care to be around for. In the short term, there could be trouble ahead. Last summer saw cuts in the water supply at some tourist resorts. This year there will be more, not to mention more dry or salted wells, more dead trees, a greater risk of forest fires, and a greater sense of despondency among long-suffering rural ibicencos. The longer term is harder to predict. In the worst of all worlds, if beach tourism goes out of fashion with rising summer temperatures, and ecstasy-based clubbing falls from favour, the island could face, at the very least, a dramatic turnaround in its economic fortunes. Ibiza needs to wake up and smell the cafe con leche.
For many of my foreign friends and neighbours, the dream of Ibiza is still very much alive. "Ah, but isn't this still a beautiful island?" they ask rhetorically, a little wounded by the suggestion that it may not be. They do not all have the long view of Sandy Pratt, who will shortly be celebrating his 50th year in Ibiza. Sandy is fully conscious of the island's problems apart from anything else, the water problem will become a major issue for the island's gardeners but knows from experience that a person can get used to anything. "There used to be the most wonderful avenue of trees, along the road to Santa Eulàlia. When they were building the new road they had to pull them up. I said if they ever pulled them up, I'd leave the island. Well, they pulled them up. And I'm still here," he shrugs.
As for me, I am voting with my feet. By the time you read this, I will be on my way westwards with all my worldly goods, to a part of Spain almost as little known, uncontaminated and cheap as Ibiza was in the Fifties, before greed and lack of vision brought the island to this pretty pass. Where I am headed is a place of copious water as Ibiza used to be. Streams and rivers run through the landscape all year round. After centuries of poverty, the region is poised for economic growth, but its leaders appear to have realised that the change must be carefully managed. Tourism will be small-scale and high-quality. Agriculture has always been traditional and organic, and therefore faces a brilliant future.
A stable society, committed to sustainable development and turismo de calidad. Unlimited fresh water, few foreigners, and not a disco in sight. Now that's what I call paradise.
The Independent,
Gran Bretaña.
Sunday, 15 April 2001
A deserted beach, the sea beyond it a blue so intense it is almost painful to the eyes. Olive groves, vineyards, a whitewashed farmhouse, and a shepherdess in traditional garb, tending her flock.
A deserted beach, the sea beyond it a blue so intense it is almost painful to the eyes. Olive groves, vineyards, a whitewashed farmhouse, and a shepherdess in traditional garb, tending her flock. The pictures in the brochure represent the dream of a Mediterranean landscape in all its pristine perfection, unpolluted and uninhabited, except by picturesque peasants and shiny, happy club kids. Beauty and pleasure in unlimited amounts. It sounds like paradise. It looks like paradise, until you remove the rose-tinted spectacles.
The airbrushed images used in the marketing of tourist hot spots have never had much bearing on reality. In the case of Ibiza, however, they can only be described as a grotesquely distorted version of the truth. Unless you are coming from some grey city in northern Europe for a week's sun and fun in the summer, this Spanish island is no earthly paradise but a small community with serious environmental and social problems caused, in part, by its very success as a tourist destination. To put it another way, Ibiza is an example of what can go wrong when a society that has lived in poverty and isolation for centuries is suddenly presented with an opportunity to make a great deal of money very quickly, and, 40 years later, seems unwilling to recognise that the party may be nearly over.
The facts are there for anyone to see, if only they can detach themselves from their dreams for long enough to see them. During the decade I have lived in Ibiza, the destruction wreaked on the island has been unrelenting. Tourism has increased year on year to the point where we now receive two million visitors a year, placing the island's scarce natural resources under unbearable strain. Excessive and inappropriate building, the scourge of many a nouveau-riche economy, has scarred huge swathes of coast and countryside. Conservation has been the last thing on anyone's mind in these gold-rush years, and the few remaining areas of virgin landscape are only half-heartedly protected. Sites of ecological and/or cultural importance, if they are not already built on, are rubbish-strewn and forlorn.
It was not ever thus. In 1953, Sandy Pratt, a garden designer, arrived on the weekly ferry from Barcelona and is still here, living quietly in a flat in Ibiza City. He remembers being stunned by the delectable beauty of an island so remote that even mainland Spaniards had never heard of it. "It was primitive and innocent and it was the most perfect place I'd ever seen," he says. "There was no asphalt, no cars, no rubbish, no cement. The entire island was like one enormous garden, with 30,000 gardeners to tend it. There wasn't anything that wasn't beautiful. I was aware that I would have to make the most of this idyll, because it couldn't possibly last."
When I myself first arrived here in 1989, if not quite stunned, I knew I had stumbled on something special. My village, the quaintly named Santa Gertrudis, consisted of a church, a cluster of bars and modest village houses around a tiny square. The foreign presence was limited to a handful of expats, mostly first-wave hippies and elderly bohemians, who pitched up at Can Costa to while away the morning over cafe con leche, stirring themselves eventually to visit the fax and telephone bureau across the way. Communications in rural Ibiza, in the last decade of the last century, were still improbably poor. No one I knew in those days had a phone line, and mobile phones, e-mail and the internet were still undreamed of sophistications. Many of the incomers lived in ancient whitewashed farmhouses without electricity or running water, paying nominal rents based on antiquated contracts.
Mass tourism had been Ibiza's over- whelmingly dominant industry for more than 20 years. Subsistence agriculture, which over centuries created the island's landscape of terraced fields and dry-stone walls, had been left in the care of a few elderly farmers who struggled to maintain it. The ibicenco population was already in a minority of 35 per cent, after immigration by guest-workers, mostly from Andalucía, brought over during the Sixties and Seventies to fill the demand for builders, waiters and chamber-maids. Wealthy Germans, British, French and Italians had made inroads into the market for farmhouses which they would swiftly modernise, surrounding them with English lawns and Moroccan palmeraies. The big discotheques were up and running, but the commercial possibilities inherent in the combination of rave music and MDMA had yet to be fully exploited.
The late Eighties were lean years for tourism in Ibiza. The lager lout phenomenon in San Antonio unforgettably associated, for me, with the biting off of a policeman's ear by an English tourist in the summer of 1990 brought the island some of the worst publicity it would receive until Ibiza Uncovered. A deep recession in northern Europe exacerbated the situation. For a year or two, visitor numbers actually fell. It seemed that mass tourism was on the decline, and that Ibiza might have to look for a more intelligent way of exploiting its natural and cultural resources. There was talk of year-round tourism, and of a turismo de calidad ("quality tourism") that would bring in the middle-class market with its far greater spending power. Some effort was even made, cynically enough, to promote Ibiza and Formentera as a paradise of "green tourism", verdant and unspoilt.
But then came the fat years, and this minor existential crisis was swept away by a wave of gleeful commercialism. The economic boom of the Nineties had been underpinned by tourism but boosted massively by the island's other great powerhouse industry: construction. In part, the building boom is a simple response to demand: more tourists mean more hotels, more apartments, more rural second homes, a bigger airport. It is also partly explained by the imminent arrival of the euro, which has forced those in possession of black money to launder it speedily and nothing washes whiter than real estate.
Either way, its effects are unmistakable. In 10 years, the island's charming capital (affectionately known as Vila) has sprawled chaotically in all directions, an uncontrolled mess of cheaply built apartment blocks. The former fishing village of Santa Eulària, now one of the island's major resort towns, continues to spill northwards towards Es Canar, creating a miniature Costa del Sol along the east coast. Controls over building quality and aesthetics on land officially categorised as suelo urbano (urban land), which includes large stretches of coast, are so vague as to be meaningless and it shows.
Out in the countryside, it is a similar story. The various governments of the Balearic Islands last year jointly declared a controversial moratorium on building in suelo rustico. But it has come too late. Formerly rural parts of southern Ibiza are now so built-up they resemble American suburbs indeed local author Mariano Planells claims the island is now more a kind of "garden city" than a rural environment per se. The whitewashed organic forms of the traditional farmhouse, with its mysterious whiff of the Orient, have given way to the bourgeois chale, replete with balustrades, swimming pool and fences patrolled by snarling Rottweilers. The new urbanizaciones (to use the richly expressive Spanish term) ranged around the old centre of Santa Gertrudis are an especially sad example of urban planning applied to the rural context with, in my view, disastrous results. The houses in Sa Nova Gertrudis are a Marbella-style fantasy of suburban luxury, picked out in a peculiar shade of brown masquerading as ochre, while the asphalt roads, built on a grid pattern, are dotted with the usual street furniture of piles of rubble, futuristic street lamps and dead fruit trees dusted with cement.
Many of the changes in Ibiza's modus vivendi over the past decade boil down to sheer demographics. The resident population in 1998 was 84,220, following an increase of 10 per cent over the previous 10 years, and may now be nearer 100,000 (of which a 10th, incidentally, are non-Spanish). Current predictions suggest that if all available suelo urbano is built on, as seems likely, a ceiling of 125,000 may soon be reached. Take that thought and add to it another: on an average day in high summer, a quarter of a million people, tourists and residents, are crammed on to an island just 40km long and 20km wide. On average, 1,400 new tourist beds are made available every year, adding to the super-saturation.
The recent history of the island's famous nightclubs is proof of a fine old ibicenco saying, "s'ha perdut per massa" loosely translated as "too many cooks spoil the broth". The original discotecas of the late Eighties were ridiculously glamorous and madly hedonistic, part of the dolce vita of post-Franco Spain. What made them remarkable was both the variegated nature of their clientele jet set and hippies and fashion folk and locals and their atmosphere of unbridled fiesta, which was only partly drug-induced. It is a complex tale, but two main factors have led to their demise in the late Nineties: the arrival of the English as supreme masters of the scene, converting Ibiza clubbing into a multi-million-pound industry, and the massive abuse of drugs (notably ecstasy) among the teenagers that are today's club cannon fodder.
The scale of the debauchery at superclubs like Space, which opens at 8am and closes in the afternoon, is not a pretty sight the gurning faces, the young people staggering dazedly around the fringes of the dancefloor or lying in sweaty comatose heaps on the terrace. "I miss the smiles, the sparkle in people's eyes," says Vera Shell, a Brazilian party organiser who has spent 15 years as a queen of the Ibiza night. "The nightlife here has lost its charm. There is no art in it any more. The discos are entirely and exclusively about consumption, to such an extreme that the point of the party is just to get as drugged up as possible."
Ibiza was always an island of excess. DJ José Padilla, godfather of the Café del Mar chill-out scene, arrived in 1975, when island nightlife "had nothing to do with today. It was wilder. People were less materialistic, more human. Now you wonder whether they are people or robots. You see them file into the clubs, and they come out empty. I feel they're manipulated by the club industry, by the clubbing magazines, by the drugs. The drug thing has gone too far. Did you know there's a new drug around and if you drink alcohol with it you die? And this is what they call having a good time?"
But now Ibiza also has the disease of affluence: as a society, it simply consumes and discards too much of everything. In 10 years, the number of cars on Ibiza has risen by 52 per cent, so that there are now more cars than people the highest such ratio in the whole of Europe. In high summer, the island's two main roads (Ibiza-San Antonio and Ibiza-Santa Eulària) are having to support a density of 30,000 vehicles a day: twice the advisable limit for roads of this size. Ibiza consumes more electricity and produces more rubbish per head of population than anywhere else in Spain. In August last year, the island generated more than 400 metric tons of garbage every day a 10 per cent increase on 1999. Most of this refuse ends up at a gigantic dump at Cala Llonga which has been recently condemned by the European Commission for its contamination of the water table. Under European law, Ibiza is supposed to recycle at least 25 per cent of its domestic waste by 2004. So far it can barely manage 3 per cent.
Those residents with long memories remember that, once upon a time, the island was rich in water. Streams babbled across the landscape; springs bubbled out of the rocks. There was even a river that ran all year round the Riu de Santa Eulària, still sadly signposted as you cross the dusty river bed. Tourism has sucked the island dry. There has been no river for 20 years, and most of the springs have disappeared. Of all the problems Ibiza faces, potentially the most serious is water or the lack of it. If it weren't for two new desalination plants in San Antonio and Ibiza City the situation would already be desperate. Of the seven underground water sources supplying the island, five have been so over-exploited that sea-water has seeped in, rendering the water undrinkable and unsuitable for irrigation. It is illegal to sink new wells without permission, yet they are still being dug all the time, reaching ever deeper into the rock. My neighbours on the farm next door are digging as I write, the heavy machinery making the mountainside quake and groan. Word in the village is that they have reached 200m and still not found water.
It is now nearly April and the dust whirls around the parched fields. It hasn't rained properly since last autumn, and my almond trees are suffering. Some have already died, and many more will perish in the coming months. While this winter in mainland Spain, agricultural land has been laid waste by flooding, here it has been frazzled by the worst drought in living memory. Here on my smallholding in the far north of the island, one of the last corners of Ibiza relatively untouched by development, I have watched in despair for the last three years as successive crops of beans, wheat and barley have struggled to germinate and then shrivelled in the bone-dry winter wind. Already the drought and the weird weather patterns seem like a harbinger of climate change. How much further the process will go is anybody's guess perhaps to full-scale desertification, as is already happening in parts of Almería and Murcia on Spain's south-east coast.
But the social climate of the island, famously benign, is changing too. For years the curiosity and tolerance of the ibicencos ensured that a certain equilibrium prevailed between local and expatriate populations. Equally, locals were as happy to sell off their crumbling farmhouses for astronomic prices as foreigners were happy to take them off their hands. But something had to give. With the morality that comes with new money, the ibicencos are more likely than ever to disapprove of foreign fecklessness. Traditional rural culture, the island's psychological cornerstone, is finally dying, and ibicenco society feels increasingly sullen and anxious. Spray-painted graffiti that has begun appearing in Catalan on walls and buildings: "No more land to be sold to the Germans. Don't sell your heritage." It may be the work of mischievous kids, but it is my sense that more and more ibicencos share that view. "The land isn't for us country people any more it's only for the rich foreigners who fence in their farms and tell the locals to get lost if they come too close," says Toni Ferrer, a farmer near the German enclave of Sant Carles.
In the face of all this gloom, what the island needs are political solutions. And political solutions are what it voted for in the local elections of June 1999 when, in a historic overturning of the right-wing Partido Popular (PP) that had governed the island since the death of Franco, the Pacte Progressista was swept to power. Earlier that year, the population had turned out in force to demonstrate against a proposed golf course at Cala d'Hort, a beauty spot on the south-west coast opposite the much-photographed rock of Es Vedra. But the protest was as much about reckless and unsustainable development in general as about any act of urbanismo in particular. In an opinion poll that year no less than 81 per cent of those questioned said they opposed any further increase in tourism.
A loose coalition of socialists and Greens headed up by a brilliant young lawyer named Pilar Costa, the Pacte Progressista seemed to offer a way out of the impasse. Many voters saw Costa and her friends as the last chance saloon, if Ibiza was to retain anything of the quiet beauty that attracted the tourists in the first place. Two years on, however, the new regime has had little real success. The Cala d'Hort project was promptly quashed, and certain other dubious urbanizaciones have been put on hold. But the controversial enlargement of the port of Ibiza, which rides roughshod over the majority of island residents who rejected it from the start, has been allowed to proceed, threatening the wholesale uglification of one of the Mediterranean's loveliest harbours.
Meanwhile, areas of outstanding natural beauty and/or historical importance are still awaiting proper protection. To give just one of many possible examples: behind the disco Pacha, not many E-addled clubbers know that there is a wetland whose irrigation channels and stone arches were built by the Arabs over 800 years ago. Ses Feixes is now a depressing wasteland, utterly abandoned, its canals choked with refuse and supermarket trolleys. Two Arab arches were recently demolished by an errant bulldozer. Down-and-outs have turned another into a makeshift dwelling. The area has been promised a recovery plan, but as yet nothing has been done.
The Pacte is generally perceived to have been a failure. In reality, its best efforts have been stymied by the arrogance of the construction and tourist industries, the furious opposition of the PP in the town halls where they are still the dominant party, and by a legal system of such Dickensian sluggishness and complexity that conservationist legislation is made almost impossible to enforce.
Society may have changed its attitude to development, but the construction and tourist industries have assuredly not. The so-called ecotax, a modest levy on tourists arriving in the Balearic Islands the money going towards environmental and restoration projects has had hoteliers and tour operators up in arms. The moratorium on building in suelo rustico is both hugely resented by the town halls and patently flouted by them, as anyone can see from the turreted and balustraded villas that continue to sprout like toxic mushrooms on the hillsides.
What, then, is the future for Ibiza? If the Pacte is unable to stop the rot, it is not one I would care to be around for. In the short term, there could be trouble ahead. Last summer saw cuts in the water supply at some tourist resorts. This year there will be more, not to mention more dry or salted wells, more dead trees, a greater risk of forest fires, and a greater sense of despondency among long-suffering rural ibicencos. The longer term is harder to predict. In the worst of all worlds, if beach tourism goes out of fashion with rising summer temperatures, and ecstasy-based clubbing falls from favour, the island could face, at the very least, a dramatic turnaround in its economic fortunes. Ibiza needs to wake up and smell the cafe con leche.
For many of my foreign friends and neighbours, the dream of Ibiza is still very much alive. "Ah, but isn't this still a beautiful island?" they ask rhetorically, a little wounded by the suggestion that it may not be. They do not all have the long view of Sandy Pratt, who will shortly be celebrating his 50th year in Ibiza. Sandy is fully conscious of the island's problems apart from anything else, the water problem will become a major issue for the island's gardeners but knows from experience that a person can get used to anything. "There used to be the most wonderful avenue of trees, along the road to Santa Eulàlia. When they were building the new road they had to pull them up. I said if they ever pulled them up, I'd leave the island. Well, they pulled them up. And I'm still here," he shrugs.
As for me, I am voting with my feet. By the time you read this, I will be on my way westwards with all my worldly goods, to a part of Spain almost as little known, uncontaminated and cheap as Ibiza was in the Fifties, before greed and lack of vision brought the island to this pretty pass. Where I am headed is a place of copious water as Ibiza used to be. Streams and rivers run through the landscape all year round. After centuries of poverty, the region is poised for economic growth, but its leaders appear to have realised that the change must be carefully managed. Tourism will be small-scale and high-quality. Agriculture has always been traditional and organic, and therefore faces a brilliant future.
A stable society, committed to sustainable development and turismo de calidad. Unlimited fresh water, few foreigners, and not a disco in sight. Now that's what I call paradise.
The Independent,
Gran Bretaña.
domingo, 25 de julio de 2010
Cartas de doble filo, por Arturo Pérez-Reverte
Hay una clase de enemigos contumaces, profesionales, que terminan saliéndole a cualquiera que aparezca en público con su rostro o su firma. Internet, sobre todo, con la facilidad que ofrece para el escupitajo de bilis, el insulto y la calumnia desde la impunidad del anonimato, es territorio favorable a esa clase de gente, que despliega allí un esfuerzo y constancia admirables. Lo pintoresco es que buena parte de tales odios desaforados no tiene justificación racional, sino que responde a filias y fobias íntimas, complejos inconfesables, envidias, rechazos y turbios agravios que a veces ni el agresor, al límite mismo de la apoplejía, justifica de modo coherente.
Pero hay una categoría aún más radical: la del converso que antes amó. Incluye a quienes durante cierto tiempo siguieron a alguien con pasión o interés y que, por alguna causa, se han visto defraudados en sus expectativas. Según sea cada uno, el entusiasmo con que antes aplaudía a la persona admirada puede tornarse rencor y ganas de venganza. Algunos casos llegan a lo patológico: a John Lennon, por ejemplo, se lo cargó un admirador despechado, bang, bang, al que había negado un autógrafo. Otros casos son sólo disparatados, o grotescos.
Parte de los odios suscitados por escritores se debe a cartas no respondidas; quizá porque hay quien piensa que a un profesional le sobra tiempo para escribir de todo, y sin esfuerzo. De poco sirve, en mi caso por ejemplo, haber repetido en esta misma página que es imposible atender seiscientos correos electrónicos y cartas cada mes. Que leo cuanto llega, pero cuando puedo. Y que me es imposible mantener correspondencia. Quien eche cuentas comprenderá que si uno dedicara cinco minutos a cada respuesta, debería emplear, sólo en eso, cincuenta horas mensuales que son necesarias para otras cosas. Para escribir novelas y estos artículos, por ejemplo. Para relajarte un rato viendo una película, o para pensar en tus propios asuntos. O para lo que te salga del cimbel.
A pesar de tan razonable justificación, hay quienes no la terminan de encajar. Animados por su condición de lectores y admiradores, envían manuscritos de poesía o novelas inéditas pidiendo una opinión o un consejo. Incluso, ayuda para publicar. Y al no recibir respuesta –algunos, al no recibirla en el acto–, envían cartas destempladas porque no les concediste el tiempo y la atención que creen merecer, y que sin duda merecen. Recuerdo un correo electrónico reciente, de extrema impertinencia, donde alguien que antes me había sugerido asunto para un artículo, relacionado con un problema familiar suyo, me insultaba por «no haber tenido la coherencia moral de ocuparte de eso y por no mojarte».
A veces, por trabajo y viajes, el correo se acumula. El de XLSemanal, por ejemplo, postal y electrónico, me lo hago enviar a casa en paquetes cada mes y medio, aproximadamente, para dedicar un día entero a su lectura. Luego voy contestando lo que puedo: lo urgente o imprescindible. Se da entonces la circunstancia de que, en ocasiones, leo la carta despechada antes de la que, al no ser respondida, motivó el despecho. Paso así del insulto, «eres un prepotente y un chulo y tus novelas son una mierda y te va a leer tu puta madre» –el tuteo y la renuncia a leerme en el futuro son característicos de segundas misivas–, cuya causa no comprendo todavía, a buscar la primera carta, leerla y comprobar que el ofendido, u ofendida, me había mandado antes un manuscrito de quinientas páginas que tengo apilado con otros treinta –ninguno de ellos solicitado–, o elogiaba mi último libro en términos entusiastas, o me invitaba a tomar un café, o a dar una conferencia, o pedía un consejo para su hija que escribe cuentos o quiere estudiar Periodismo.
Ahí, los escritores que se creen menospreciados son temibles: odian como nadie, a simple espacio y por las dos caras del folio. También están los lectores gremiales con poco sentido de la perspectiva: seguidores tuyos desde hace años, que incluso escribieron alguna vez elogiando tal o cual artículo –«dales caña y que se jodan, Reverte»–, y que un día, cuando les toca a ellos o creen verse aludidos de refilón, ya no ven tan claro lo de la caña, y descubren que eres un arrogante y un facha. Pero de todas las cartas recibidas últimamente, mi predilecta es la de una señora, de letra y prosa en apariencia respetables, que pasó de asegurar el pasado enero: «Leo todo lo tuyo desde hace años, como mi familia, y agradezco que tus novelas nos descubran mundos complejos tan insospechados» a escribir, en abril: «Veo que no merecemos de ti una respuesta. Quédate en tu atalaya de soberbia con el último libro, que no pienso comprar. No esperaba otra cosa de un escritor mediocre al que, desde luego, no volveré a leer en mi vida».
XL Semanal
Pero hay una categoría aún más radical: la del converso que antes amó. Incluye a quienes durante cierto tiempo siguieron a alguien con pasión o interés y que, por alguna causa, se han visto defraudados en sus expectativas. Según sea cada uno, el entusiasmo con que antes aplaudía a la persona admirada puede tornarse rencor y ganas de venganza. Algunos casos llegan a lo patológico: a John Lennon, por ejemplo, se lo cargó un admirador despechado, bang, bang, al que había negado un autógrafo. Otros casos son sólo disparatados, o grotescos.
Parte de los odios suscitados por escritores se debe a cartas no respondidas; quizá porque hay quien piensa que a un profesional le sobra tiempo para escribir de todo, y sin esfuerzo. De poco sirve, en mi caso por ejemplo, haber repetido en esta misma página que es imposible atender seiscientos correos electrónicos y cartas cada mes. Que leo cuanto llega, pero cuando puedo. Y que me es imposible mantener correspondencia. Quien eche cuentas comprenderá que si uno dedicara cinco minutos a cada respuesta, debería emplear, sólo en eso, cincuenta horas mensuales que son necesarias para otras cosas. Para escribir novelas y estos artículos, por ejemplo. Para relajarte un rato viendo una película, o para pensar en tus propios asuntos. O para lo que te salga del cimbel.
A pesar de tan razonable justificación, hay quienes no la terminan de encajar. Animados por su condición de lectores y admiradores, envían manuscritos de poesía o novelas inéditas pidiendo una opinión o un consejo. Incluso, ayuda para publicar. Y al no recibir respuesta –algunos, al no recibirla en el acto–, envían cartas destempladas porque no les concediste el tiempo y la atención que creen merecer, y que sin duda merecen. Recuerdo un correo electrónico reciente, de extrema impertinencia, donde alguien que antes me había sugerido asunto para un artículo, relacionado con un problema familiar suyo, me insultaba por «no haber tenido la coherencia moral de ocuparte de eso y por no mojarte».
A veces, por trabajo y viajes, el correo se acumula. El de XLSemanal, por ejemplo, postal y electrónico, me lo hago enviar a casa en paquetes cada mes y medio, aproximadamente, para dedicar un día entero a su lectura. Luego voy contestando lo que puedo: lo urgente o imprescindible. Se da entonces la circunstancia de que, en ocasiones, leo la carta despechada antes de la que, al no ser respondida, motivó el despecho. Paso así del insulto, «eres un prepotente y un chulo y tus novelas son una mierda y te va a leer tu puta madre» –el tuteo y la renuncia a leerme en el futuro son característicos de segundas misivas–, cuya causa no comprendo todavía, a buscar la primera carta, leerla y comprobar que el ofendido, u ofendida, me había mandado antes un manuscrito de quinientas páginas que tengo apilado con otros treinta –ninguno de ellos solicitado–, o elogiaba mi último libro en términos entusiastas, o me invitaba a tomar un café, o a dar una conferencia, o pedía un consejo para su hija que escribe cuentos o quiere estudiar Periodismo.
Ahí, los escritores que se creen menospreciados son temibles: odian como nadie, a simple espacio y por las dos caras del folio. También están los lectores gremiales con poco sentido de la perspectiva: seguidores tuyos desde hace años, que incluso escribieron alguna vez elogiando tal o cual artículo –«dales caña y que se jodan, Reverte»–, y que un día, cuando les toca a ellos o creen verse aludidos de refilón, ya no ven tan claro lo de la caña, y descubren que eres un arrogante y un facha. Pero de todas las cartas recibidas últimamente, mi predilecta es la de una señora, de letra y prosa en apariencia respetables, que pasó de asegurar el pasado enero: «Leo todo lo tuyo desde hace años, como mi familia, y agradezco que tus novelas nos descubran mundos complejos tan insospechados» a escribir, en abril: «Veo que no merecemos de ti una respuesta. Quédate en tu atalaya de soberbia con el último libro, que no pienso comprar. No esperaba otra cosa de un escritor mediocre al que, desde luego, no volveré a leer en mi vida».
XL Semanal
jueves, 14 de enero de 2010
Ibiza le echa la red a Facebook, Diario de Ibiza
La red social en Internet Facebook (FB) se ha convertido en lugar de reunión, de promoción, de trabajo, de búsqueda de amigos de la infancia, de creación de nuevas amistades, de ligue, de pérdida y de ahorro de tiempo (uno de los testimonios de este reportaje ha sido posible gracias a esta red). Y ya no es raro escuchar una conversación como ésta: «No viniste a mi fiesta de cumpleaños». «¡Pero si no me avisaste!». «¿No viste el evento en Facebook?». Estás o no estás.
La isla y los isleños no han escapado al encanto de la red y actualmente hay 898 páginas de FB con ´Ibiza´ en su nombre y más de 5.200 páginas personales con el nombre de la isla en el encabezamiento, aunque muchas de ellas son de empresas. La página que tiene más seguidores es Addicted to Ibiza Club, que cuenta con 204.777 fans, seguida de Ibiza Viajes con 56.855. No hay más que teclear ´Ibiza´ en el buscador para comprobar la presencia de la isla en la red.
Con 4.988 amigos, Dj Oliver es uno de los ibicencos con más movimiento en la red. «He tenido que crear una página alternativa porque el máximo que te permite Facebook en una página personal son 5.000 amigos y me veía obligado a borrar a unos para que otros pudieran entrar», explica. La alternativa: ´Dj Oliver fansite´ tiene ya 1.755 fans. Oliver explica que Facebook se ha convertido para él en «un arma de promoción muy poderosa» con la que puede informar de eventos en los que participa y promocionar su música. «Ahora voy a estar de gira dos meses por Sudamérica y la gente que se conecta puede saber dónde estoy trabajando y acudir a las citas». Aunque alaba la web, asegura que no está «todo el día enganchado porque se pierde mucho tiempo y no es necesario».
Control de privacidad
Por su parte, el artista Marcos Torres –que cuenta con más de 600 amigos en el perfil personal y más de mil fans en la página ´laboral´– califica su experiencia en el Facebook como «muy, muy satisfactoria». Le permite no sólo dar a conocer su trabajo sino saber cómo lo ven los demás: «que alguien te diga que es fan de las camisetas, que le gustan tus trabajos de una manera tan directa es muy estimulante, sobre todo cuando estás un poco bajo de ánimo o creatividad», confiesa. Torres se ha lanzado a la web pero no sin paracaídas. «Tengo muy controlada la configuración de privacidad para que sólo mis amigos más cercanos vean mis fotos y datos y tampoco utilizo el Facebook para hablar de cosas íntimas o para decir si me voy de viaje porque ya ha habido casos de personas que han sufrido robos por airear que estaban fuera de casa», advierte. «Facebook es positivo. Quienes han tenido problemas es porque no lo controlan», asegura. Pero no se puede ejercer un control absoluto en algo tan amplio y global como FB y Torres lo sabe. «Me paso la vida desetiquetando fotos en las que aparezco y han puesto mi nombre. Si estás de marcha un sábado lo que menos te esperas y quieres es encontrarte al día siguiente colgado en el Facebook. He llegado a llamar a amigos para pedirles que no lo hagan».
El escritor y articulista Mariano Planells tiene una vida muy activa en Internet, que no sólo se limita al Facebook. «Tengo MySpace, Flamencosnered, Twitter, Linkedin y otras que salen en mi blog Mariano Digital», explica. Respecto a FB asegura que es «una página útil» que le ha ayudado a reencontrar gente que había perdido y a mantener contacto con las personas que desea. «Internet, en general, facilita los contactos y las relaciones porque tiene grandes posibilidades técnicas y un caudal inmenso de información», afirma. «Quien quiera privacidad que no se abra a FB. Nadie te obliga a poner los datos. De hecho yo nunca pongo mis datos personales, teléfono, ciudad, etc. El indiscreto no es FB, sino quien deja ahí esa información», afirma.
Las páginas ´patriotas´ o las que muestran el orgullo de ser o vivir en Ibiza tampoco faltan en FB. En muy pocos días ´Yo no cambio Ibiza por nada´ se ha hecho con 5.273 fans, mientras que el grupo ´¿Cuántos de Ibiza son de Facebook?´ tiene por el momento 1.157 miembros y su creador pide que se sumen más personas.
Puedes leer el etxto completo en Laura Ferrer Artambarri en Diario de Ibiza.
También lo reproduce Ibiguía.
Facebook y otras redes sociales (mi artículo en Diario de Ibiza)
La isla y los isleños no han escapado al encanto de la red y actualmente hay 898 páginas de FB con ´Ibiza´ en su nombre y más de 5.200 páginas personales con el nombre de la isla en el encabezamiento, aunque muchas de ellas son de empresas. La página que tiene más seguidores es Addicted to Ibiza Club, que cuenta con 204.777 fans, seguida de Ibiza Viajes con 56.855. No hay más que teclear ´Ibiza´ en el buscador para comprobar la presencia de la isla en la red.
Con 4.988 amigos, Dj Oliver es uno de los ibicencos con más movimiento en la red. «He tenido que crear una página alternativa porque el máximo que te permite Facebook en una página personal son 5.000 amigos y me veía obligado a borrar a unos para que otros pudieran entrar», explica. La alternativa: ´Dj Oliver fansite´ tiene ya 1.755 fans. Oliver explica que Facebook se ha convertido para él en «un arma de promoción muy poderosa» con la que puede informar de eventos en los que participa y promocionar su música. «Ahora voy a estar de gira dos meses por Sudamérica y la gente que se conecta puede saber dónde estoy trabajando y acudir a las citas». Aunque alaba la web, asegura que no está «todo el día enganchado porque se pierde mucho tiempo y no es necesario».
Control de privacidad
Por su parte, el artista Marcos Torres –que cuenta con más de 600 amigos en el perfil personal y más de mil fans en la página ´laboral´– califica su experiencia en el Facebook como «muy, muy satisfactoria». Le permite no sólo dar a conocer su trabajo sino saber cómo lo ven los demás: «que alguien te diga que es fan de las camisetas, que le gustan tus trabajos de una manera tan directa es muy estimulante, sobre todo cuando estás un poco bajo de ánimo o creatividad», confiesa. Torres se ha lanzado a la web pero no sin paracaídas. «Tengo muy controlada la configuración de privacidad para que sólo mis amigos más cercanos vean mis fotos y datos y tampoco utilizo el Facebook para hablar de cosas íntimas o para decir si me voy de viaje porque ya ha habido casos de personas que han sufrido robos por airear que estaban fuera de casa», advierte. «Facebook es positivo. Quienes han tenido problemas es porque no lo controlan», asegura. Pero no se puede ejercer un control absoluto en algo tan amplio y global como FB y Torres lo sabe. «Me paso la vida desetiquetando fotos en las que aparezco y han puesto mi nombre. Si estás de marcha un sábado lo que menos te esperas y quieres es encontrarte al día siguiente colgado en el Facebook. He llegado a llamar a amigos para pedirles que no lo hagan».
El escritor y articulista Mariano Planells tiene una vida muy activa en Internet, que no sólo se limita al Facebook. «Tengo MySpace, Flamencosnered, Twitter, Linkedin y otras que salen en mi blog Mariano Digital», explica. Respecto a FB asegura que es «una página útil» que le ha ayudado a reencontrar gente que había perdido y a mantener contacto con las personas que desea. «Internet, en general, facilita los contactos y las relaciones porque tiene grandes posibilidades técnicas y un caudal inmenso de información», afirma. «Quien quiera privacidad que no se abra a FB. Nadie te obliga a poner los datos. De hecho yo nunca pongo mis datos personales, teléfono, ciudad, etc. El indiscreto no es FB, sino quien deja ahí esa información», afirma.
Las páginas ´patriotas´ o las que muestran el orgullo de ser o vivir en Ibiza tampoco faltan en FB. En muy pocos días ´Yo no cambio Ibiza por nada´ se ha hecho con 5.273 fans, mientras que el grupo ´¿Cuántos de Ibiza son de Facebook?´ tiene por el momento 1.157 miembros y su creador pide que se sumen más personas.
Puedes leer el etxto completo en Laura Ferrer Artambarri en Diario de Ibiza.
También lo reproduce Ibiguía.
Facebook y otras redes sociales (mi artículo en Diario de Ibiza)
viernes, 11 de diciembre de 2009
Errar es humano, por Amando de Miguel, en LD
Javier Zarranz me envía la siguiente perla, oída en La 2 de TVE: "El primer contrincante [del equipo español] para disputar la Copa Davis del año 2008 será Perú. El equipo de tenis de España tendrá que aclimatarse a la altitud de Lima". Desde luego, llama la atención lo de la dramática "altitud de Lima". Es una ciudad prácticamente costera, por lo que su altitud es mucho menor que la de la muchas ciudades españolas del interior, por ejemplo, Madrid. Lo de aclimatarse tendrá que ser más bien a la temperatura, el hemisferio y la humedad. Aunque situada en el trópico, Lima se ve favorecida por la corriente fría de Humboldt, por lo que goza de una temperatura suave. Lo peor es la contaminación de la atmósfera y la de una sociedad corrupta y dislocada. Pero esa es otra historia.
Humberto García Rebagliato (Torrevieja, Alicante) me corrige con acierto: la tramontana es viento del Norte que sopla en el golfo de León, Cataluña y Baleares. En contra, asimismo, de lo que yo decía, don Humberto sostiene que "el bochorno no es un viento; es el efecto de una determinada situación atmosférica que produce esa conocida sensación" [de calor].
Estamos en las mismas. La "situación atmosférica" que dice don Humberto es la que aparece dominada por el viento Sur, africano, caluroso. Después de todo, bochorno deriva de vulturnus (= viento caluroso del Sur).
Dice el Diccionario de Autoridades que bochorno es "vapor caliente y molesto que levanta el viento Solano en el Estío". Antes, el Tesoro de Covarrubias propone que bochorno es una corrupción de "boca de horno", pues "es el tiempo de mucho calor, cuando corre un viento caliente que lo abrasa todo". No creo que hoy se pueda mantener esa etimología. M. Cardona insiste en que "el bochorno no es viento sino aire caliente y molesto que se levanta en el estío", y concluye rezongón: "Se ve que es usted de tierra adentro". Cierto es, porque en mi tierra (adentro) al viento lo llaman aire. Pero ¿qué es el viento sino aire en movimiento?
Para los romanos el viento vulturnus era el que soplaba entre el eurus (Levante) y el notus (Mediodía), es decir, el Sureste. Pero era un viento tórrido, no simplemente un "aire caliente".
Mariano Planells (Ibiza) me da una lección sobre los vientos de su tierra. Parece un texto de Séneca, que escribió un completo tratado sobre los vientos.
Resumo los vientos baleáricos:
* tramuntana. Norte, frío.
* mestral. Noroeste. Limpia la atmósfera.
* gergal o gregal. Noreste (¿de Grecia?).
* levante. Este. Ahora lo llaman "gota fría".
* xaloc. Sur. Trae temporales.
* mig jorn (= mediodía). Sur.
* llebeig (= lebredu). Húmedo.
* ponent. Oeste. Cálido.
Recibo una multitud de correos en los que los corresponsales me señalan mi error al confundir la Guerra del Chaco con la de la Triple Alianza. Ahora lo tengo claro. La Guerra del Chaco fue entre Paraguay y Bolivia de 1932 a 1935. Fue una guerra crudelísima por la disputa de unos terrenos baldíos en los que se pensó que había petróleo. No lo hubo y en el empeño resultó diezmada la población paraguaya. La Guerra de la Triple Alianza se entabló entre Brasil, Argentina y Uruguay, por un lado, contra Paraguay. Tuvo lugar entre 1865 y 1870. También aquí el resultado fue un desastre para los paraguayos, tan desproporcionadas eran las fuerzas de uno y otro bando. Añado que resulta sorprendente la coincidencia de una serie de agitadas guerras y revoluciones en la década de los años 60 del siglo XIX y luego en la misma década del siglo XX.
Recordemos la Guerra Civil de los Estados Unidos (1861-65), la de la Triple Alianza (1865-70), la Revolución Gloriosa en España (1868) y la consiguiente Guerra Carlista, la Revolución Meiji en Japón (1868). La Revolución de Juárez en México (1867). Los años 60 del siglo XX son testigos de la Guerra de Vietnam y de las guerras de independencia de muchas colonias. Lo más curioso de todas esas "sincronicidades" de ambos siglos es que coinciden con sendos periodos de extraordinario desarrollo económico, quizá los más intensos de toda la Historia. Isidoro Sánchez Torres (Toledo) me envía una "pequeña corrección" de mi frase "no me resisto a hurtar a los lectores esta deliciosa postdata". Entiende don Isidoro que yo quería decir "me resisto a hurtar..." puesto que transcribí la postdata. Tiene razón don Isidoro. La verdad es que esa construcción con varias negaciones siempre es un lío. Habría sido mejor decir "no me resisto a transcribir" la postdata de marras. O mejor aún: "me satisface transcribir...".
Raquel Pérez Mena (Sevilla) recoge una crítica que me hacía una libertaria advirtiéndome que "gallo" en griego era alektryon. Doña Raquel certifica que, en griego moderno, "gallo" se dice kókoras, esto es, con el sentido onomatopéyico que yo decía. Siguiendo con lo mismo, J.J. Carballal me da la razón sobre la relación que existe en francés entre coquelicot (= amapola) y el canto del gallo. Miguel Ángel Gallego Matías me echa un rapapolvo por haber escrito yo güay con diéresis. No soy consciente de haber cometido esa barbaridad, pero si así ha sido, pido perdón. Ya se sabe que al mejor escribano alguna vez se le escapa un borrón, tanto más una diéresis mal puesta. En este caso se me cruzó la dendrita de Paraguay con la de Camagüey.
Libertad Digital
Columna publicada el 19-10-2007
Elena habla de ‘Lagartijas azules en París’
Mariano Planells, notas, apuntes, garabatos...
En los libros escribe dónde como y cuándo los ha leído. Y cualquier nota que se le ocurra, por muy estrambótica que a mí me parezca, llena de flechas, subrayados, bocadillos...
Desde pequeño, lleva un fichero donde recoge anotaciones sobre todos los libros que lee. Lleva todo anotado en pequeñas libretas en un portafólios. Y en esas libretas pequeños trocitos de papel con notas.
Mantiene un diario de lo que sueña, de las películas que ve, en él pega recortes de noticias, entradas de conciertos, billetes de tren, de todo... Da lo mismo... puedes encontrar desde la lista de la compra a los emails que tiene que enviar...
Se pasa la vida acumulando información sobre su vida, no sé si por miedo al olvido, o para evitar la sensación de que no le pertenece su tiempo.
"Lo más raro es que incluso no te reconoces en tu propia letra y miras tu mano buscando una respuesta por su parte".
¿Y no te emociona-extraña ver cómo va cambiando tu letra de un año a otro? ¿Abrir libros y encontrarte pedazos de la época en que fue leído?.
"No somos más que un puñado de luz una brisa o dos... y un montón de recuerdos inconexos almacenados en el cajón de la memoria". ¿O eso era ayer?. ¿Y mañana?. "Carpe Diem".
Miro esa libreta de apuntar las cosas, con miguitas para no perder el rastro, por si algún día tuviera que volver al principio. Como para asegurarse que de verdad existe.
Se aferra a lo que conoce y que le ha gustado, a lo que disfruta. Le gusta revivir cada instante que ha saboreado previamente, intentando comprobar después si aquel sabor era bueno o lo es ahora, tras la perspectiva del tiempo...
Ayer le comenté algo, y hoy ya tengo su respuesta contrastada, son dos hojas de una revista de hace cinco años, de su particular archivo.
El color blanco es la tierra de todos sus mensajes.
Publicado por Salondesol, 11/05/06
La entrevista de Blogissimo
Mariano Planells (Mariano Planells)
¿Cómo empezaste con esto de los blogs?
Porque mi editor Emilio Doñate me abrió uno. Yo no sabía nada. Ni ratones ni botones. Enseguida me apoyaron Barral, Salón de sol y Equilicua y otros amigos que yo conocía de antes…
¿Cómo te enfrentas al “post en blanco”?
Jamás me enfrento. Dejo que fluya. Lo peor que te puede pasar es tomarse a uno mismo demasiado en serio. A lo único que me tomo en serio es al poco tiempo que tengo.
¿Cuánto tiempo al día le dedicas a esto de bloggear?
A bloggear poco, a vaguear mucho. Te podrías pasar 24 horas leyendo otros blogs, textos, etc. Cuando el cansancio me vence, me retiro.
Lo mejor y lo peor de escribir en tu blog…
Mira, yo llevo décadas escribiendo. El blog tiene de bueno la inmediatez. Disfruto sacando noticias antes que El País, El Mundo, 20Minutos, La Vanguardia o La Razón… cosa que por cierto ocurre a menudo. Es mi pequeña venganza. Un tio sólo es mucho más rápido que un equipo.
Lo peor, bueno, que si no estás tu, no está nadie. Pero tampoco es grave.
No debemos dramatizar nada. Sólo ridiculizar a las grandes empresas y rechazar la fatuidad y los que se creen que son unos genios. Genios no hay.
Cuando no ‘blogeas’ te gusta…
Martirizo a una vecina. Leo otras cosas. Camino. Lavo los platos o qué sé yo…. algo que suponga ejercicio, para evitar que los huevos se planchen en exceso. (Lo que se llama “huevos de taxista”)
Si es que llegas a una edad que te gusta todo. Mirar, nada de comprar, caminar, playa o montaña, ciudad o campo, si es que da absolutamente igual.
¿Lees algo que no sea una bitácora?
Sí. Historia. Opinión. Viajes. Literatura.
¿Te sientes especialmente satisfecho de algún post en concreto? ¿Cuál?
Jamás pienso en eso, y cuando me siento satisfecho no es por un post, sino por una post-ura, por una suma de cosas. Un post solo no hace bitácora… ha de ser un conjunto, una idea global…
Si no tuvieras tu actual blog y partieras limpio de equipaje, ¿Sobre qué escribirías ahora?
Si fluye tu mente, es inútil lo que te lo diga ahora. Si esto ocurre, cuando llegue al momento ya habría cambiado de idea. No le doy importancia: Sólo me fastidian las dictaduras, los tópicos, los revolucionarios de salón, los progres que viven del pesebre, etc.
Me gusta lo de “limpio de equipaje”… desnudo, como los hijos del mar, decía Antonio Machado. Pero es muy difícil ser pobre. Siempre hay un hijo de puta que te quiere vender una enciclopedia o un teléfono móvil para que seas esclavo vigilándola o transportándola.
¿Cuál sería la crítica más dolorosa que podrías recibir?
Ya las he recibido. Hace 35 años que, ocasionalmente, eso ocurre: al principio eran los falangistas o la extrema derecha; ahora son los independentistas o algún socialista de salón, funcionarial, orgánico (parece que tienen mucho más en común de lo que pensamos). Que te llamen facha estos pequeños neonazis intransigentes, cuando he dedicado mi vida a defender, por ejemplo, que se pueda aprender el catalán en las escuelas y la democracia en tiempos del general gallego… Muchos de los bobos solemnes que hoy andan sueltos, estos, jamás los vi. Encima, suelen ser anónimos, estos mamones. Pero procuro defenderme.
¿Influyen los blogs en la sociedad?
Pues sí. Puedes estar seguro de que muchos blogs españoles son barridos cada día por el CNI, la CIA, y otras policías y departamentos de información (españoles y extranjeros). Digo yo.
Me refiero a Blogs identificados. Los anónimos pierden mucha fuerza. Yo sé que si me dice algo Sáenz de Ugarte, Escolar, Espada, o Almeida o González, lo dicen empeñando su piel. El lector percibe esto.
Y en cualquier caso toma en cuenta que hay gente que piensa igual que él o de forma muy distinta. Pero sí que influyen. Ya lo creo.
¿Cómo ves la Blogosfera Hispana?
Mira, el español es ágrafo, acústico y cotilla. Por eso el exitazo de las tertulias habladas (en la radio). Pero el blog tiene una estructura de textos breves que también penetra en el pensamiento colectivo. No soy experto, pero creo que mejoramos mucho y muy rápidamente. Los españoles somos muy intuitivos, y eso no es un tópico. La intuición es (desde luego siempre que se acompañe de prudencia y sabiduría) la madre de todos los vicios y éxitos.
¿Has hecho muchos amigos (Bloggers)?
Amigos no es la palabra, creo yo. Pero he abierto un blog sólo para enlazar a amigos/bloggers de todo el mundo y se está llenando. El blogger necesita de otros bloggers y tenemos muchas potencialidades que no usamos. Una gran fuerza es ésta, la de enlazarse, unirse. Y como se dirijan unos miles hacia una dirección (contra una marca borde, por ejemplo) toman una fuerza imponente. Mira la poderosa SGAE si tiene miedo. Y más le vale comportarse. Estamos ojo avizor.
Desconectar ¿Es posible?
Todo es posible. Incluso recomendable. Yo he estado ahora 15 días desconectado. Y me acercaba con pesar al cyber y me pedía sólo media hora, por compromiso o por controlar los mails.
¿Podrías vivir sin internet?
He vivido toda mi vida sin Internet. A mi me ayuda para mandar mis artículos y me estoy adaptando a la lectura, pero todavía no sé usar los archivos. Debo aprender.
¿Le ves futuro a esto de los blogs?
Sí. Pero sin solemnidades. Tienen futuro si son personales y sinceros: la gente quiere comunicación, espejos. Pero hay que ser auténtico, divertido y quizás un poco atrevido… si vas a hacer una cosa, se hace y en paz. Hacer un blog para hablar todo el día del canario o del gato (aunque también tiene su mérito)….
Publicidad o no en los blogs.
Veo que la gente está muy preocupada por el tema. Yo he estado un año sin publi. Y un buen día la puse a tope. ¿Por qué no? ¿Cobro algo yo por entrar? Y me parece que Internet será más rentable en el futuro. La publicidad es un gran invento. Y además suelo pinchar en los anuncios, siempre que me interesen, naturalmente. Quien no la quiera ver que no mire. Pero yo recomiendo mirarla y verla, cuando de verdad interesa el tema y entro en un blog que me ha ofrecido algo. Es el premio merecido.
De mayor quieres ser…
Un grano en el culo del gobierno de turno.
Tu Blog (Blogs) de cabecera/referencia.
Soy muy flexible. Tengo una veintena en marcadores, pero los voy renovando. Yo miro bastante la prensa… Y los que te he dicho antes. Pero hay muchos, cuando tengo tiempo.
Entrevista del 9 de julio de 2007, Blogissimo.
¿Cómo empezaste con esto de los blogs?
Porque mi editor Emilio Doñate me abrió uno. Yo no sabía nada. Ni ratones ni botones. Enseguida me apoyaron Barral, Salón de sol y Equilicua y otros amigos que yo conocía de antes…
¿Cómo te enfrentas al “post en blanco”?
Jamás me enfrento. Dejo que fluya. Lo peor que te puede pasar es tomarse a uno mismo demasiado en serio. A lo único que me tomo en serio es al poco tiempo que tengo.
¿Cuánto tiempo al día le dedicas a esto de bloggear?
A bloggear poco, a vaguear mucho. Te podrías pasar 24 horas leyendo otros blogs, textos, etc. Cuando el cansancio me vence, me retiro.
Lo mejor y lo peor de escribir en tu blog…
Mira, yo llevo décadas escribiendo. El blog tiene de bueno la inmediatez. Disfruto sacando noticias antes que El País, El Mundo, 20Minutos, La Vanguardia o La Razón… cosa que por cierto ocurre a menudo. Es mi pequeña venganza. Un tio sólo es mucho más rápido que un equipo.
Lo peor, bueno, que si no estás tu, no está nadie. Pero tampoco es grave.
No debemos dramatizar nada. Sólo ridiculizar a las grandes empresas y rechazar la fatuidad y los que se creen que son unos genios. Genios no hay.
Cuando no ‘blogeas’ te gusta…
Martirizo a una vecina. Leo otras cosas. Camino. Lavo los platos o qué sé yo…. algo que suponga ejercicio, para evitar que los huevos se planchen en exceso. (Lo que se llama “huevos de taxista”)
Si es que llegas a una edad que te gusta todo. Mirar, nada de comprar, caminar, playa o montaña, ciudad o campo, si es que da absolutamente igual.
¿Lees algo que no sea una bitácora?
Sí. Historia. Opinión. Viajes. Literatura.
¿Te sientes especialmente satisfecho de algún post en concreto? ¿Cuál?
Jamás pienso en eso, y cuando me siento satisfecho no es por un post, sino por una post-ura, por una suma de cosas. Un post solo no hace bitácora… ha de ser un conjunto, una idea global…
Si no tuvieras tu actual blog y partieras limpio de equipaje, ¿Sobre qué escribirías ahora?
Si fluye tu mente, es inútil lo que te lo diga ahora. Si esto ocurre, cuando llegue al momento ya habría cambiado de idea. No le doy importancia: Sólo me fastidian las dictaduras, los tópicos, los revolucionarios de salón, los progres que viven del pesebre, etc.
Me gusta lo de “limpio de equipaje”… desnudo, como los hijos del mar, decía Antonio Machado. Pero es muy difícil ser pobre. Siempre hay un hijo de puta que te quiere vender una enciclopedia o un teléfono móvil para que seas esclavo vigilándola o transportándola.
¿Cuál sería la crítica más dolorosa que podrías recibir?
Ya las he recibido. Hace 35 años que, ocasionalmente, eso ocurre: al principio eran los falangistas o la extrema derecha; ahora son los independentistas o algún socialista de salón, funcionarial, orgánico (parece que tienen mucho más en común de lo que pensamos). Que te llamen facha estos pequeños neonazis intransigentes, cuando he dedicado mi vida a defender, por ejemplo, que se pueda aprender el catalán en las escuelas y la democracia en tiempos del general gallego… Muchos de los bobos solemnes que hoy andan sueltos, estos, jamás los vi. Encima, suelen ser anónimos, estos mamones. Pero procuro defenderme.
¿Influyen los blogs en la sociedad?
Pues sí. Puedes estar seguro de que muchos blogs españoles son barridos cada día por el CNI, la CIA, y otras policías y departamentos de información (españoles y extranjeros). Digo yo.
Me refiero a Blogs identificados. Los anónimos pierden mucha fuerza. Yo sé que si me dice algo Sáenz de Ugarte, Escolar, Espada, o Almeida o González, lo dicen empeñando su piel. El lector percibe esto.
Y en cualquier caso toma en cuenta que hay gente que piensa igual que él o de forma muy distinta. Pero sí que influyen. Ya lo creo.
¿Cómo ves la Blogosfera Hispana?
Mira, el español es ágrafo, acústico y cotilla. Por eso el exitazo de las tertulias habladas (en la radio). Pero el blog tiene una estructura de textos breves que también penetra en el pensamiento colectivo. No soy experto, pero creo que mejoramos mucho y muy rápidamente. Los españoles somos muy intuitivos, y eso no es un tópico. La intuición es (desde luego siempre que se acompañe de prudencia y sabiduría) la madre de todos los vicios y éxitos.
¿Has hecho muchos amigos (Bloggers)?
Amigos no es la palabra, creo yo. Pero he abierto un blog sólo para enlazar a amigos/bloggers de todo el mundo y se está llenando. El blogger necesita de otros bloggers y tenemos muchas potencialidades que no usamos. Una gran fuerza es ésta, la de enlazarse, unirse. Y como se dirijan unos miles hacia una dirección (contra una marca borde, por ejemplo) toman una fuerza imponente. Mira la poderosa SGAE si tiene miedo. Y más le vale comportarse. Estamos ojo avizor.
Desconectar ¿Es posible?
Todo es posible. Incluso recomendable. Yo he estado ahora 15 días desconectado. Y me acercaba con pesar al cyber y me pedía sólo media hora, por compromiso o por controlar los mails.
¿Podrías vivir sin internet?
He vivido toda mi vida sin Internet. A mi me ayuda para mandar mis artículos y me estoy adaptando a la lectura, pero todavía no sé usar los archivos. Debo aprender.
¿Le ves futuro a esto de los blogs?
Sí. Pero sin solemnidades. Tienen futuro si son personales y sinceros: la gente quiere comunicación, espejos. Pero hay que ser auténtico, divertido y quizás un poco atrevido… si vas a hacer una cosa, se hace y en paz. Hacer un blog para hablar todo el día del canario o del gato (aunque también tiene su mérito)….
Publicidad o no en los blogs.
Veo que la gente está muy preocupada por el tema. Yo he estado un año sin publi. Y un buen día la puse a tope. ¿Por qué no? ¿Cobro algo yo por entrar? Y me parece que Internet será más rentable en el futuro. La publicidad es un gran invento. Y además suelo pinchar en los anuncios, siempre que me interesen, naturalmente. Quien no la quiera ver que no mire. Pero yo recomiendo mirarla y verla, cuando de verdad interesa el tema y entro en un blog que me ha ofrecido algo. Es el premio merecido.
De mayor quieres ser…
Un grano en el culo del gobierno de turno.
Tu Blog (Blogs) de cabecera/referencia.
Soy muy flexible. Tengo una veintena en marcadores, pero los voy renovando. Yo miro bastante la prensa… Y los que te he dicho antes. Pero hay muchos, cuando tengo tiempo.
Entrevista del 9 de julio de 2007, Blogissimo.
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