Sal y Pimienta era un semanario crudo, hiriente y de un éxito popular inmenso, tanto es así que tuvo que ser cerrado por la propia empresa editora (Interviu, etc.).
Incluso yo fui objeto de sus chanzas, en realidad inofensivas para quien conozca el carácter jodido de Fernando Fernán Gómez, la pareja de la actriz Emma Cohen, con la que hablé tranquilamente un buen rato y de hecho ya nos conocíamos.
Yo no sabía de la mala uva de Fernando, de modo que no quedé enfadado, sino sorprendido, cuando pegó un manotazo (la música estaba a todo volumen y nadie oyó su vozarrón) y llamó a la pobre Emma y se fueron con cajas destempladas.
Casi me lo tomé con humor y no me sentí el causante del enfado de Fernando, más bien un testigo accidental. Sólo lo sentí por Emma por tener que soportar a tamaña pareja, pero sarna con gusto no pica.
De hecho, se lo conté yo al periodista, que en esta noticia lo exagera y manipula un poco para darle más ... sal y pimienta.
Me da igual. Me reí mucho.
En honor a Fernando, pongo una de sus más conocidas obras teatrales, aunque las tiene mejores, pero no tan chocantes.
Extended Play, Fernando Fernán Gómez.
Versión comprimida e intensa