martes, 22 de diciembre de 2009
La vida, lo importante no es que sea larga, sino que sea ancha
Yo no sé si quien te desea larga vida te está echando una maldición, porque lo importante no es que sea larga, sino con estilo, con cierta personalidad y que sea ancha, amplia, plena.
No me lo tomen por pensamiento irreverente. En todo caso, historiador escaso. El mejor ejemplo es nuestro primo, el semita Cristo, el hijo da María y de José, su padre putativo.
Jesucristo nació, se perdió unos años en los que viajó y estudió los textos eruditos de sus antiguos preceptores.
Hasta que llegó el momento de salir al escenario.
Y al final lo crucificaron.
No me lo tomen por pensamiento atrevido: un poco de lo mismo le tocó a un chico sensiblo, celoso y talentoso de Liverpool. Se escondió en la magmática NY. Pero tampoco salió vivo de la vida.
John.
Mierda, ni Cristo, ni John ni Mozart ni tantos miles habían acabado de ser, de madurar, de producirse.
¿Ah no? A lo mejor sí.
¿Por qué?
Por que lo importante no es que la vida sea muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuy larga. Eso no es despreciable, pero no es desideratum. Y digo yo, una simple relación la de John y Yoko, inspiró esta canción.
Después he escuchado ésta, The Beatles, The magical Mistery Tour (ellos pronuncian Tor... son los zevichano o los malagueños de Inglaterra, antes partía que doblá. ¡Gilipollas! es mucho mejor antes doblada que partida, y sino díselo a un chinito. Hay que ser imbécil y orgullosa....
Pero la que me ha inmunizado contra las miasmas depresivas navideñas es esta canción, que salvé de mi blog La buena Vida, que anoche mandé a las estrellas (queda propiedad de Blogger, los cuervos de Google).
Please, come to Boston, de Lee Hazelwood. Murió este año. Y joven. Otro.
Había un comentario de algún americano que decía que había llorado al leer mi blog y escuchar esta canción.
Claro y yo. Hay que entender la letra y...
Entrada de Mariano Digital, 23 de diciembre de 2007