domingo, 29 de abril de 2012

¡Cuídate España, de tu propia España!


¡Cuídate, España...!

¡Cuídate, España, de tu propia España!
¡Cuídate de la hoz sin el martillo,
cuídate del martillo sin la hoz!
¡Cuídate de la víctima a pesar suyo,
del verdugo a pesar suyo
y del indiferente a pesar suyo!
¡Cuídate del que, antes de que cante el gallo,
negárate tres veces,
y del que te negó, después, tres veces!
¡Cuídate de las calaveras sin las tibias,
y de las tibias sin las calaveras!
¡Cuídate de los nuevos poderosos!
¡Cuídate del que come tus cadáveres,
del que devora muertos a tus vivos!
¡Cuídate del leal ciento por ciento!
¡Cuídate del cielo más acá del aire
y cuídate del aire más allá del cielo!
¡Cuídate de los que te aman!
¡Cuídate de tus héroes!
¡Cuídate de tus muertos!
¡Cuídate de la República!
¡Cuídate del futuro!…


España, aparte de mí este cáliz (1937)
César Vallejo







 Los heraldos negros
      
Hay golpes en la vida tan fuertes… Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido 
se empozara en el alma… Yo no sé!

Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro mas fiero y en el lomo mas fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre… Pobre… pobre! Vuelve los ojos, como 
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!

jueves, 19 de abril de 2012

La imagen impresa en el subconsciente


Ibiza.
Sin un gramo de cemento armado, sin asfalto. Ni luces ni farolas. No se ven motores de explosión.
Y sin embargo es la Ibiza que siempre estuvo ahí, aquí.
Por Qué se inició la fiebre del destrozo es un enigma de gran calibre, pero aún mayor por qué no hemos sabido curar estas fiebres.
La imagen queda impresa en la mente. En el subconsciente y puede decirse que ha desaparecido hasta la silueta de Dalt Vila.
Fue tomada en 1930 por Guillermo Bestard  Cánovas.

viernes, 6 de abril de 2012

El alcohol no ayuda a olvidar, sino a recordar a nivel inconsciente

El autor de estas memorias confusas apenas se acuerda de nada. Pero al menos la cerveza fresca servida en jarra de barro, en Tierra de Barros, 2008, Extremadura, deja un recuerdo imborrable. Foto Helena Meler Puyal.




¿El alcohol ayuda a olvidar? Todo lo contrario. De acuerdo con un estudio del Centro Waggoner para la investigación del Alcohol y las Adicciones de la Universidad de Texas (EE UU), beber alcohol estimula áreas de nuestro cerebro implicadas en el aprendizaje y la memoria.

Según publica el neurobiólogo Hitoshi Morikawa en la revista Journal of Neuroscience, el alcohol "reduce nuestra capacidad consciente para recordar información como el nombre un amigo, la definición de una palabra o dónde aparcamos el coche; pero nuestro subconsciente aprende y recuerda también, y el alcohol aumenta nuestra capacidad de aprender a este nivel". En sus experimentos, Morikawa ha comprobado que la exposición repetida al etanol aumenta la plasticidad sináptica de las neuronas en un área clave del cerebro para la memoria. De hecho, cada vez es más evidente que la adicción al alcohol y las drogas podría considerarse un trastorno de la memoria y el aprendizaje. De acuerdo con Morikawa, los alcohólicos no son adictos a la experiencia de placer que obtienen bebiendo, sino al contexto psicológico, al comportamiento y al entorno que rodea el consumo de alcohol. Y eso les empuja a repetir. 

"Solemos pensar en la dopamina como un neurotransmisor de la felicidad, pero en realidad es unneurotransmisor ligado al aprendizaje", aclara el neurocientífico. "Su principal efecto consiste en fortalecer las sinapsis que están activas mientras se libera", añade. Según Morikawa, cuando tomamos alcohol se estimula el sistema dopminérgico, que "le dice a nuestro cerebro que lo que está haciendo en ese momento es gratificante, que debe ser recordado y repetido". "Ir al bar, charlar con los amigos, comer ciertos alimentos y escuchar determinada música también es gratificante". Por eso, "cuanto más frecuentemente hagamos estas cosas a la vez que bebemos alcohol más dopamina se libera, y más adictivo se vuelve el conjunto de experiencias y que rodean al consumo de esta droga", concluye el investigador.


Vía Muy Interesante